Incendio en la COP30: la cumbre climática interrumpida y sus lecciones pendientes

Incendio en la COP30: la cumbre climática interrumpida y sus lecciones pendientes
Medioambiente
Cambio climático
2025-11-20
Fuentes
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- Incendio inesperado detiene la COP30 en Brasil.

- Evacuación masiva sin heridos, pero con impacto simbólico.

- Tensiones y desafíos en la agenda climática que la emergencia evidenció.

El 14 de noviembre de 2025, la COP30, la cumbre climática más relevante a nivel global, se vio abruptamente interrumpida cuando un incendio de grandes proporciones se desató en uno de sus pabellones principales en Belém, Brasil. Las llamas comenzaron en el pabellón de la Comunidad del Este Africano, ubicado en la llamada Zona Azul, área estratégica donde se desarrollaban negociaciones y actividades diplomáticas. La emergencia obligó a la evacuación inmediata de delegados, equipos técnicos y personal de Naciones Unidas, suspendiendo temporalmente las negociaciones y generando una conmoción que trascendió lo meramente material.

Pese a la rapidez con que los bomberos controlaron el siniestro y la ausencia de heridos, el incendio dejó en evidencia las vulnerabilidades logísticas y simbólicas de una cumbre que enfrenta la urgencia climática en un contexto global cada vez más complejo.

Un escenario de tensión y urgencia

La COP30, que había iniciado con un tono de profunda urgencia y con Chile como uno de sus protagonistas regionales, se encontró con un revés inesperado. Felipe Fontecilla, coordinador de la ONG Uno Punto Cinco, señaló que "el incendio, aunque controlado, simboliza la fragilidad de los esfuerzos globales frente a la crisis climática, donde incluso las propias instancias de diálogo pueden verse amenazadas".

Desde la perspectiva política, la interrupción puso en pausa discusiones clave sobre financiamiento climático, justicia ambiental y mecanismos de adaptación, temas que Chile y otros países en vías de desarrollo han impulsado con fuerza. La delegación chilena, encabezada por el presidente Gabriel Boric y la ministra Maisa Rojas, había enfatizado la necesidad de acciones concretas y el cumplimiento de compromisos, especialmente en pérdidas y daños, un punto que quedó en suspenso tras la emergencia.

Voces desde la sociedad civil y la diplomacia

La sociedad civil, presente en la COP30 con un rol activo y crítico, manifestó preocupación por la lentitud política y la desconfianza hacia los procesos multilaterales. Verónica Mendoza, representante del bloque andino, afirmó que "la crisis climática no admite pausas, y esta interrupción debe ser un llamado a fortalecer la resiliencia de las instituciones que la enfrentan". En contraste, algunos países del Norte Global, ausentes o con posturas menos comprometidas, vieron en el incidente una oportunidad para replantear estrategias, aunque sin abandonar el debate sobre financiamiento y responsabilidades históricas.

Consecuencias visibles y aprendizajes

La emergencia en Belém dejó claro que la crisis climática no solo se manifiesta en fenómenos naturales, sino también en la fragilidad de los espacios donde se busca enfrentarla. La suspensión temporal de la COP30 retrasó la aprobación de indicadores globales de adaptación y la revisión del Mecanismo Internacional de Varsovia para pérdidas y daños, dos avances esperados por las naciones más vulnerables.

Además, el siniestro reforzó la necesidad de una diplomacia climática más robusta, capaz de integrar a científicos, tomadores de decisiones y sociedad civil en un diálogo efectivo y resiliente ante imprevistos.

En definitiva, el incendio que interrumpió la COP30 funciona como una metáfora dolorosa: mientras el mundo debate cómo apagar el fuego del cambio climático, incluso los espacios destinados a ese debate pueden ser consumidos por llamas inesperadas. La lección, para Chile y el mundo, es que la urgencia y la preparación deben ir de la mano, y que la justicia climática requiere no solo compromisos, sino también estructuras sólidas que resistan las crisis dentro y fuera de la mesa de negociaciones.