
Una saga de éxito y desafío
Concha y Toro ha cerrado 2025 con una racha de ocho trimestres consecutivos de crecimiento en ventas, consolidando ingresos que superan los $700 mil millones y utilidades que, aunque con leves altibajos, evidencian la solidez de su modelo de negocio. Esta marca, que no solo es un ícono nacional sino un referente global, ha sabido combinar tradición con innovación para mantenerse vigente en un mercado cada vez más competitivo.
El reconocimiento más resonante llegó en octubre, cuando la cosecha 2021 de su emblemático vino Don Melchor fue galardonada como el "N°1 - Vino del Año" por la prestigiosa revista estadounidense Wine Spectator. Este premio no solo pone a Chile en el mapa mundial del vino de alta gama, sino que también destaca la visión y dedicación de figuras clave como Enrique Tirado, enólogo y gerente general de Viña Don Melchor, cuya meticulosa gestión ha sido fundamental para alcanzar este hito.
Diversidad de perspectivas en la industria y el mercado
Desde el mundo empresarial, la familia Guilisasti, que controla la viña, ha mostrado confianza y compromiso, evidenciado en inversiones y liderazgo estratégico. Eduardo Guilisasti, gerente general desde 1989, es reconocido por su visión de largo plazo y su rol decisivo en la internacionalización y premiumización del portafolio.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. En septiembre, Concha y Toro perdió una batalla legal por el registro de la marca "Fruta del Diablo" ante un competidor que solicitó su uso para cervezas. El Tribunal de Propiedad Industrial confirmó que las diferencias gráficas y fonéticas entre las marcas son suficientes para permitir su coexistencia, lo que representa un revés para la empresa en su intento por proteger su icónica imagen.
Desde el punto de vista del consumidor y las tendencias de mercado, la empresa ha respondido con una estrategia audaz: la introducción de vinos en lata bajo la marca Casillero del Diablo, orientada a captar a un público más joven y dinámico, especialmente en mercados como Reino Unido y Japón. Esta apuesta responde a cambios globales en los patrones de consumo y a la necesidad de innovar para no perder relevancia.
Voces y tensiones en el tablero corporativo
La familia Guilisasti, con la reciente incorporación de Rafael Guilisasti como presidente del directorio, representa una dupla que conjuga tradición y renovación. Mientras Eduardo aporta experiencia y estabilidad, Rafael aporta una visión más social y gremial, fruto de su trayectoria en la CPC y su formación humanista.
En contraste, la familia Larraín, también accionista relevante, ha mantenido una postura activa en la compra de acciones pese a la volatilidad del precio, lo que refleja confianza en el valor a largo plazo de la empresa, aunque el mercado ha mostrado cierta cautela.
Conclusiones y desafíos futuros
Este conjunto de hechos y dinámicas permite concluir que Concha y Toro es hoy un actor consolidado y resiliente, capaz de adaptarse a las transformaciones del mercado global del vino, manteniendo un equilibrio entre la tradición y la innovación.
No obstante, la pérdida en la disputa por la marca "Fruta del Diablo" evidencia que el camino no está exento de desafíos legales y comerciales, que obligan a la empresa a ser más estratégica en la protección de su propiedad intelectual.
La apuesta por formatos novedosos y la expansión en mercados internacionales muestran una empresa que no se duerme en sus laureles, consciente de que la competencia es feroz y que las nuevas generaciones demandan productos diferentes.
Finalmente, la convivencia de distintas visiones dentro de su estructura accionaria y directiva sugiere que el futuro de la viña dependerá de su capacidad para armonizar intereses y mantener un liderazgo efectivo en un sector que sigue siendo uno de los más emblemáticos para Chile en el mundo.
2025-11-14