
Un comando fracturado en la antesala de la segunda vuelta. La noche del 20 de noviembre de 2025, la candidata presidencial oficialista Jeannette Jara solicitó la renuncia de Darío Quiroga, su coordinador estratégico, tras la reactivación de polémicas declaraciones contra Franco Parisi y su hermana, Zandra Parisi, diputada electa.
El episodio que detonó esta decisión tiene raíces en abril y junio de este año, cuando Quiroga, en su rol de analista político y conductor del podcast "Ultrasolo", lanzó comentarios que fueron calificados como clasistas y despectivos hacia los Parisi y su electorado. Entre ellos, la burla por el nombre de Zandra escrito con "Z", que vinculó a razones de "inmigración o flaiterío", y calificativos como "chanta" y "pobre" dirigidos al Partido de la Gente (PDG).
"A mí no me gustan los dichos clasistas, yo no soy esa clase de persona. No uso ese lenguaje y me parece que es inadecuado", afirmó Jara en conferencia de prensa, adelantando la evaluación sobre la continuidad de Quiroga en su equipo.
Este movimiento se enmarca en un contexto complejo: el PDG, con Franco Parisi como su principal figura, fue la tercera fuerza más votada en la primera vuelta presidencial del 14 de noviembre. La oficialista Jara ha intentado tender puentes con ese electorado, incorporando algunas de sus demandas en su programa y mostrando gestos de apertura hacia un sector que históricamente ha sido difícil de captar.
Sin embargo, la reapertura de la polémica generó una fractura visible en el oficialismo. Desde el Partido Socialista, la senadora Paulina Vodanovic subrayó que "el jefe de campaña tiene que lograr que hablen de la candidatura, no que él sea protagonista", mientras que el vocero del comando, Eric Aedo (DC), señaló que "cuando un asesor estratégico es más noticia que la candidata, hay un problema". Por su parte, el senador del Partido Comunista Daniel Núñez calificó las declaraciones de Quiroga como 'muy soberbias, con rasgos de clasismo'.
A la polémica por los dichos, se sumó una denuncia pública contra Quiroga por amenazas y daños, información que Jara afirmó haber conocido a través de la prensa y que la llevó a anunciar conversaciones directas con él.
Este conjunto de hechos ha tensionado la campaña de Jara en un momento crucial, cuando la disputa por los votos del PDG puede ser decisiva para la segunda vuelta presidencial.
Perspectivas encontradas
- Desde la visión oficialista, la salida de Quiroga es una medida de orden y coherencia con los valores que Jara quiere proyectar, buscando distanciarse de discursos que puedan alienar a sectores clave del electorado.
- Para sectores críticos dentro de la izquierda, la controversia refleja una falta de control en la gestión de equipos y una subestimación de la importancia de un discurso respetuoso y empático hacia grupos emergentes.
- En tanto, desde la derecha y el PDG, la polémica ha sido interpretada como un error estratégico del oficialismo, que podría fortalecer la narrativa de desconexión con ciertos sectores sociales y políticos.
Conclusiones y consecuencias
Este episodio desnuda las dificultades que enfrentan las campañas en Chile para articular discursos y equipos que reflejen la diversidad social y política del país, sin caer en contradicciones ni errores comunicacionales que puedan costar votos decisivos. La renuncia de Quiroga, más allá de ser un ajuste táctico, es una señal clara de que el oficialismo está dispuesto a corregir rumbos en busca de un electorado fragmentado y exigente.
Además, pone en relieve la tensión entre la libertad de expresión de los asesores y la responsabilidad política que conlleva representar una candidatura presidencial, especialmente en un escenario donde la sensibilidad social y el rechazo a discursos clasistas han ganado terreno.
En definitiva, la campaña de Jara entra en una nueva etapa, marcada por la necesidad de cohesión interna y una comunicación más cuidadosa, mientras el país observa expectante cómo se desarrollan estos movimientos en la recta final hacia La Moneda.
2025-11-16