En un escenario que bien podría compararse con un coliseo romano moderno, tres protagonistas del debate político chileno se enfrentaron en julio pasado en un evento que, con el paso de los meses, ha revelado capas de significado y consecuencias que trascienden la efervescencia inicial. El debate “Volver a crecer”, organizado por Sofofa, La Tercera y Radio Duna el 31 de julio de 2025, reunió a José Antonio Kast (Partido Republicano), Jeannette Jara (Partido Comunista) y Evelyn Matthei (UDI), cada uno defendiendo no solo su visión económica sino un modelo de país con profundas implicancias sociales y políticas.
Kast, con su conocida postura conservadora, enfatizó que “no va a tratar a los delincuentes con amor”, una frase que encarna su enfoque duro en seguridad y orden, extendiéndose también a su visión económica donde privilegia el emprendimiento privado y la reducción del rol estatal. Para él, el crecimiento económico es inseparable de un mercado libre robusto y una justicia implacable contra quienes rompen las reglas.
En el extremo opuesto, Jeannette Jara cuestionó la experiencia de quienes no han vivido el Estado desde dentro, señalando que conoce el Estado sin llevar “12 años de candidato”. Su defensa fue clara: el Estado debe ser el actor principal en la redistribución, la protección social y la corrección de las desigualdades que el mercado no resuelve.
Entre ambos polos, Evelyn Matthei criticó las cifras oficiales de creación de empleo, poniendo en duda la efectividad de las políticas actuales y llamando a un equilibrio que permita crecimiento con justicia social. Su postura, más pragmática, busca un punto medio que permita estabilidad económica sin sacrificar la inclusión.
Este debate no solo fue un choque de ideas en Santiago. Desde las regiones, voces de sectores productivos y sociales han interpretado estas posturas como representativas de sus propias experiencias. En zonas rurales y mineras, el discurso de Kast resuena con quienes demandan seguridad y menor intervención estatal, mientras que en los barrios urbanos y periféricos, la visión de Jara encuentra eco en la demanda por mayor protección social y derechos.
El empresariado, representado en parte por Sofofa, ha tomado nota del debate como un reflejo de la tensión entre crecimiento y justicia social que debe resolverse para evitar bloqueos estructurales en la economía.
La afirmación de Matthei sobre las cifras de empleo fue contrastada con datos del INE y del Banco Central, confirmando que si bien ha habido creación de puestos de trabajo, existe un aumento en la precariedad laboral y subempleo, un punto que añade complejidad al análisis de crecimiento.
Este enfrentamiento ha dejado en claro que el debate sobre el crecimiento económico en Chile no es solo una cuestión técnica, sino un campo de batalla donde se juegan distintas visiones de sociedad. La polarización entre un Estado fuerte y un mercado libre sigue vigente, pero la ciudadanía y los actores sociales demandan soluciones que integren ambas dimensiones.
El debate “Volver a crecer” ha marcado un antes y un después en la agenda pública, evidenciando la necesidad de un diálogo más profundo, que reconozca la complejidad del país y sus múltiples realidades. En última instancia, la tragedia y la esperanza de Chile se dan cita en este coliseo donde las ideas pugnan por definir el rumbo de una nación que busca crecer sin dejar a nadie atrás.