
En medio de un escenario político que no perdona errores, Jeannette Jara decidió dar un paso atrás y reestructurar su comando electoral, una movida que ha puesto en evidencia las tensiones internas y la complejidad de su apuesta presidencial. El 31 de julio de 2025, Jara presentó oficialmente a su nuevo equipo de trabajo, luego de una demora que reflejó la incertidumbre que rodeaba el anuncio. La elección de figuras, los cambios de puestos y las exclusiones hablan de una batalla soterrada por el control narrativo y estratégico de la campaña que aspira a llevarla a La Moneda.
Uno de los movimientos más comentados fue la decisión de Jara de no nombrar a Marcos Barraza como jefe de gabinete de campaña, cargo para el cual era el favorito y que levantó controversias previas. En su lugar, optó por Jorge Millaquén, un socialista con experiencia previa en ese rol durante la gestión ministerial de Jara. 'La idea es que el jefe de gabinete tenga un perfil menos público y más operativo, evitando las figuras de “generalísimo” que dominan la escena', explican fuentes internas del comando.
Este cambio no solo refleja una apuesta por la discreción sino también una señal clara de las tensiones entre distintas corrientes políticas dentro del oficialismo. Barraza, cercano al PC, quedó relegado en favor de un perfil más alineado con el PS, mientras que el senador comunista Daniel Núñez mantiene una influencia importante en el equipo, evidenciando el equilibrio que Jara intenta mantener entre las distintas fuerzas de la coalición.
La composición del comando es un mosaico político que incluye desde figuras comunistas hasta representantes del Frente Amplio y el PPD, con un claro protagonismo de socialistas. La incorporación de Ricardo Solari, estratega clave en la campaña del 'En contra' en el plebiscito de 2023, fue un golpe de autoridad que busca aportar experiencia y pragmatismo.
En paralelo, la abogada Camila Miranda, proveniente del mundo autonomista y con vínculos al Frente Amplio, quedó a cargo del programa de gobierno, mientras que el exsubsecretario de Derechos Humanos Xavier Altamirano y el sociólogo Darío Quiroga, considerado el 'coach' de Jara para los debates, completan un equipo que busca conjugar relato, técnica y territorialidad.
Sin embargo, esta pluralidad no está exenta de tensiones. La distancia que Jara intenta marcar respecto al PC, partido en el que militó desde joven, genera fricciones internas y debates sobre la identidad política que quiere proyectar la candidata. 'Jara busca encuadrar su campaña en la disputa entre élites y pueblo, pero sin quedar atrapada en el ala más radical del oficialismo', señalan analistas políticos.
A semanas de la primera vuelta presidencial, el comando de Jara enfrenta el desafío de consolidar un relato coherente que permita superar la fragmentación interna y proyectar una imagen unificada hacia el electorado. Las decisiones en la jefatura de gabinete y la diversidad del equipo reflejan un intento por equilibrar fuerzas y evitar enfrentamientos que puedan debilitar la candidatura.
No obstante, la reestructuración también deja en evidencia las dificultades que enfrentan las coaliciones de centroizquierda para lograr consensos en un contexto político polarizado y con demandas sociales complejas y urgentes. La capacidad de Jara para navegar estas aguas turbulentas será clave para su desempeño electoral.
Este episodio muestra que la campaña presidencial no es solo una contienda con adversarios externos, sino un coliseo interno donde se dirimen visiones, liderazgos y estrategias. La reconfiguración del comando de Jeannette Jara es una señal clara de que la batalla por La Moneda se juega también en el terreno de las alianzas y las disputas internas, con consecuencias que van más allá de la mera organización electoral y que podrían definir el rumbo político del país en los próximos años.
Fuentes: La Tercera, The Clinic, análisis político independiente.