
En un escenario político cada vez más polarizado y con miradas encontradas sobre el futuro económico del país, el reciente intercambio entre Jeannette Jara y Evelyn Matthei en el foro económico organizado por Sofofa, La Tercera y Radio Duna ha dejado al descubierto las tensiones profundas que atraviesan la discusión presidencial.
El 31 de julio de 2025, en un debate que pretendía centrarse en propuestas económicas, la candidata del Pacto Unidad por Chile, Jeannette Jara, desafió a su contendora oficialista Evelyn Matthei, cuestionando la trayectoria y las promesas de esta última. Jara, con una mirada crítica, afirmó que no lleva "12 años de candidata a la Presidencia", aludiendo a la experiencia acumulada en el Estado frente a la persistencia de Matthei en la arena política.
"Conozco al Estado, porque no llevo 12 años de candidata a la Presidencia, pero sí he trabajado mucho tiempo en el Estado, lo que les puedo decir es que el gasto público es muy grande y si hay menos ingresos lo que se va a ver afectado es el gasto social; PGU, pensión en las Fuerzas Armadas, salud, educación. Por eso lo veo no realizable", señaló Jara, poniendo en jaque la viabilidad de las propuestas de Matthei y Kast para bajar impuestos a las grandes empresas.
Este cruce no solo es un choque de estilos o de currículums. Es, sobre todo, un enfrentamiento de visiones sobre cómo debe manejarse la política fiscal en un país que todavía arrastra las secuelas de una economía global inestable y una deuda pública que requiere manejo cuidadoso.
Jara ha planteado tres grandes lineamientos en su programa económico: no hacer promesas que no pueda cumplir, mantener una política fiscal creíble para estabilizar la deuda pública y optimizar recursos en la Dipres para mejorar la eficiencia del gasto. En contraste, Matthei y Kast proponen una reducción de impuestos que, según Jara, comprometería la sustentabilidad del gasto social.
Desde la perspectiva política, esta disputa refleja la tensión entre un sector progresista que prioriza la protección y ampliación del gasto social y un sector conservador que apuesta por incentivos tributarios para reactivar la inversión y el empleo. En regiones, estas posturas se traducen en debates sobre la distribución de recursos y la capacidad del Estado para responder a demandas sociales históricas.
Analistas económicos consultados por distintos medios coinciden en que la propuesta de Jara, aunque más prudente, enfrenta el desafío de convencer a un electorado cansado de la austeridad y la falta de resultados tangibles en mejoras sociales. Por otro lado, las promesas de Matthei y Kast, aunque atractivas en el corto plazo, generan dudas sobre su factibilidad y el impacto en la calidad de vida de los sectores más vulnerables.
En la voz ciudadana, las opiniones también divergen. Mientras algunos valoran la experiencia y realismo de Jara, otros reclaman por una mayor audacia para cambiar el modelo económico vigente.
A cuatro meses del debate, el escenario electoral sigue abierto, pero el episodio en el foro económico dejó en evidencia que la disputa no es solo por votos, sino por el rumbo que Chile tomará en materia económica y social.
La verdad que emerge es que el país enfrenta un dilema clásico: ¿priorizar la estabilidad fiscal y la prudencia o apostar a cambios estructurales que podrían implicar riesgos mayores? Las consecuencias de esta elección definirán no solo la campaña presidencial, sino el futuro inmediato de las políticas públicas y la calidad de vida de millones.
En definitiva, este enfrentamiento no solo desnuda las diferencias entre candidatas, sino que invita a la ciudadanía a reflexionar sobre el tipo de liderazgo y modelo económico que desea para Chile en la próxima década.