
El 30 de julio de 2025, el gobierno de Estados Unidos anunció la imposición de aranceles del 50% sobre las importaciones de productos semielaborados de cobre, una medida que, aunque excluye a los cátodos refinados —la joya de la corona en las exportaciones chilenas— ha encendido un debate intenso entre actores políticos, económicos y sociales de ambos países. La proclamación firmada por la Casa Blanca establece que tuberías, alambres, varillas y otros productos derivados con uso intensivo de cobre estarán gravados, mientras que los insumos como minerales, concentrados, cátodos y ánodos quedan exentos.
Este movimiento, justificado por Washington bajo la bandera de la seguridad nacional, ha provocado una caída abrupta del precio del cobre en el mercado Comex de Nueva York, con una contracción cercana al 18%, la mayor desde 2005. El precio de la libra cayó hasta los US$ 4,61, generando incertidumbre en mercados globales.
Desde Chile, la reacción no ha sido unívoca. Por un lado, el Ministerio de Minería valoró que la exclusión de los cátodos mitigaría el impacto directo sobre la principal exportación nacional, dado que en 2024 estos productos representaron un 17% del total exportado y un 11% de las exportaciones totales de cobre fueron enviadas a EE.UU. Sin embargo, sectores industriales y asociaciones de exportadores alertan sobre el daño colateral que los aranceles a productos semielaborados pueden causar en las cadenas productivas y en las empresas que exportan insumos derivados.
En el plano político, la medida ha sido interpretada como un gesto de presión de la administración estadounidense hacia China, el mayor productor mundial de productos semielaborados de cobre, más que un ataque directo a Chile. Analistas de distintos sectores coinciden en que la jugada busca proteger industrias nacionales y reducir la dependencia de suministros extranjeros, en un contexto de tensiones comerciales globales.
No obstante, voces críticas dentro de Chile advierten que la medida podría acelerar la búsqueda de nuevos mercados y la diversificación productiva, pero también genera incertidumbre sobre la estabilidad de la demanda estadounidense, uno de los principales destinos para el cobre refinado chileno.
En el balance final, la exclusión de los cátodos ha sido un alivio para el sector minero chileno, pero no elimina la presión sobre las exportaciones de productos semielaborados ni sobre las cadenas industriales vinculadas. La caída en el precio del cobre, aunque parcialmente atribuible a la noticia, refleja además una volatilidad global influida por factores macroeconómicos y geopolíticos más amplios.
La historia ha dejado en evidencia la fragilidad de las relaciones comerciales en un mundo cada vez más proteccionista y la necesidad de que Chile fortalezca su estrategia de internacionalización y agregue valor a sus productos, reduciendo la dependencia de mercados específicos y de materias primas sin mayor procesamiento.
En definitiva, la medida estadounidense ha puesto en el centro del debate la tensión entre la seguridad nacional y la interdependencia económica global, un escenario donde Chile se ve obligado a jugar con cautela, anticipando movimientos y buscando equilibrio entre sus intereses estratégicos y las realidades del mercado mundial.
- Comunicado oficial de la Casa Blanca, 30 de julio de 2025.
- Ministerio de Minería de Chile, informe de exportaciones 2024.
- Análisis de mercado Comex, Nueva York.
- Entrevistas a representantes de la industria minera y exportadora chilena.
- Comentarios de expertos en comercio internacional y geopolítica.
2025-11-12
2025-11-12