
Telefónica Chile cerró el tercer trimestre de 2025 con pérdidas por $44.622 millones, un 41% más que en igual período del año anterior, y acumula pérdidas de $119.987 millones en los primeros nueve meses, según reportes oficiales a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Esta tendencia negativa se suma a un contexto global complejo para la matriz española, que enfrenta una caída histórica en Bolsa y ha anunciado un plan estratégico centrado en cuatro países —España, Alemania, Reino Unido y Brasil— dejando fuera a Chile, que figura en la lista de activos latinoamericanos en venta.
Desde mediados de 2025, Telefónica Chile ha visto cómo sus pérdidas aumentan un 31% en el primer semestre, alcanzando $75.175 millones, mientras sus ingresos caen más de un 3%. La empresa atribuye esta caída a efectos contables extraordinarios, como la venta de inventarios vinculados al apagado de la red de cobre, pero el deterioro operativo es innegable: el EBITDA bajó un 7% en el trimestre y un 8,4% en los primeros nueve meses.
Este escenario ha generado inquietud entre trabajadores y sindicatos, que observan con preocupación la incertidumbre sobre el futuro de la filial. “La venta de la operación en Chile no solo pone en riesgo empleos, sino que podría afectar la calidad del servicio y la inversión en infraestructura”, advierte un representante sindical que prefiere mantener el anonimato. Por su parte, la empresa mantiene que la operación sigue siendo clave en la transformación digital del país, pero reconoce la necesidad de ajustar su estructura financiera y operativa.
Mientras tanto, Telefónica S.A. atraviesa una de las peores crisis financieras de su historia. El valor de sus acciones se desplomó más de un 13% en noviembre de 2025, acumulando una caída del 18% en una semana y perdiendo 3.000 millones de euros en valor bursátil. Los analistas destacan un flujo de caja libre un 20% por debajo del consenso y un apalancamiento mayor al esperado, factores que han obligado a la empresa a recortar su dividendo a la mitad para 2026.
“El recorte del dividendo es una medida necesaria para preservar la salud financiera, pero también revela la magnitud del problema estructural que enfrenta Telefónica”, señala un experto financiero de BNP Paribas. El plan estratégico presentado por el presidente Marc Murtra apunta a una disciplina financiera estricta y a concentrar esfuerzos en los mercados considerados estratégicos, excluyendo a Chile y México, que están en proceso de venta.
El futuro de Telefónica Chile está en el centro de un debate que enfrenta a distintos actores. Desde el sector empresarial, algunos ven en la venta una oportunidad para que nuevos actores impulsen la modernización y competencia en el mercado local. Otros, sin embargo, temen que la salida de Telefónica pueda generar un vacío de inversión y deterioro en la calidad del servicio.
“El mercado de telecomunicaciones en Chile está en un punto de inflexión. La consolidación puede traer sinergias, pero también riesgos de concentración y menor competencia”, advierte un académico de la Universidad de Chile especializado en telecomunicaciones.
En tanto, la plantilla local y sus sindicatos enfrentan un escenario de incertidumbre, recordando los ajustes anteriores que redujeron la plantilla en España y otros países, con costos sociales y económicos significativos.
La historia de Telefónica Chile en 2025 es la de una empresa atrapada en la encrucijada entre la necesidad de ajuste financiero y la responsabilidad con un mercado estratégico para la conectividad nacional. Las pérdidas crecientes y la exclusión de Chile del plan estratégico global reflejan una decisión corporativa que, aunque necesaria para la matriz, deja un vacío y un futuro incierto para la filial local.
Por otro lado, la crisis bursátil y financiera de Telefónica S.A. expone las tensiones entre mantener la rentabilidad para los accionistas y sostener inversiones en mercados clave. El recorte del dividendo y la elevada deuda son síntomas de un modelo que requiere transformaciones profundas, con consecuencias que ya se sienten en Chile y que probablemente marcarán el rumbo de las telecomunicaciones en la región.
En definitiva, el caso Telefónica es un recordatorio de que las grandes corporaciones transnacionales están sujetas a fuerzas económicas globales que impactan directamente en las realidades locales, generando desafíos complejos para trabajadores, consumidores y reguladores.
Fuentes consultadas incluyen reportes oficiales a la CMF, análisis financieros de BNP Paribas, JP Morgan, y declaraciones corporativas de Telefónica S.A. y Telefónica Chile.