
Un nuevo actor transnacional en el mundo legal latinoamericano se consolida y desafía las fronteras tradicionales. El 26 de septiembre de 2025, CSA Advogados, firma con sede en São Paulo, se incorporó a B-Conex, la red creada por Ovalle Consejeros Legales (Chile), Castellán (Uruguay) y PASBBA (Argentina). Este movimiento no solo amplió la red a más de 60 abogados, sino que también marcó un punto de inflexión en la forma de entender la colaboración jurídica en la región.
B-Conex no es una fusión ni una red convencional, sino un modelo híbrido que busca mantener la autonomía e identidad de cada estudio, mientras opera con estándares y procesos unificados. Según Javier Ovalle, socio chileno, este esquema permite que un cliente chileno que hace negocios en Brasil siga atendido por su abogado de cabecera, apoyado localmente por expertos brasileños, y viceversa.
Este diseño responde a una tensión histórica en el sector: la dificultad de las grandes fusiones para preservar la cultura propia de cada firma. Aquí, la apuesta es por una "conexión permanente" sin perder la titularidad ni el sello local, un equilibrio delicado que hasta ahora ha mostrado resultados prometedores.
Desde la perspectiva económica, la iniciativa llega en un momento en que los estudios medianos enfrentan un mercado local cada vez más competitivo y buscan escala para ofrecer propuestas atractivas. La expansión hacia otros países latinoamericanos no es solo una estrategia de crecimiento, sino una respuesta a las demandas y movimientos de sus clientes, que ya miran con interés a Perú, Colombia y México.
"Queremos convertirnos en una empresa referente en servicios legales transnacionales en Latinoamérica", afirma Ovalle, proyectando un horizonte de cinco años donde B-Conex sea un actor consolidado en la región.
Sin embargo, no todos los actores ven esta expansión con igual optimismo. Desde sectores más tradicionales, se advierte sobre los riesgos de perder profundidad local y la complejidad de coordinar equipos en países con marcos regulatorios y culturas jurídicas distintas. Por otro lado, voces progresistas celebran la iniciativa como un paso hacia la integración regional y la modernización del sector legal.
En términos sociales, la red también refleja un cambio generacional y cultural en el ejercicio de la abogacía, que se concibe no solo como aplicación técnica de normas, sino como un oficio que incorpora el acervo cultural, intelectual y vital de sus profesionales. Este enfoque humaniza la práctica jurídica y busca un impacto más allá de lo estrictamente legal.
La estructura societaria de B-Conex, con una empresa basada en Uruguay y un comité ejecutivo integrado por representantes de cada estudio, ha facilitado la estandarización de procesos y la adopción de tecnologías, acelerando la incorporación de nuevos socios y mejorando la coordinación.
En conclusión, B-Conex representa un experimento audaz en la integración profesional latinoamericana, que conjuga identidad local con alcance regional. Su éxito dependerá de la capacidad de mantener ese equilibrio y de adaptarse a las complejidades legales y culturales de cada país. La iniciativa abre un debate más amplio sobre el futuro de la profesión legal en América Latina, planteando preguntas sobre colaboración, competencia y la definición misma de lo local y lo global.
Para los clientes y el mercado, la apuesta es clara: servicios legales transnacionales con un toque local, que respondan a una economía cada vez más interconectada y dinámica.
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Fuentes: Diario Financiero, entrevista a Javier Ovalle; análisis de mercado legal latinoamericano 2025; reportes sobre fusiones y alianzas en servicios profesionales.
2025-11-08