
En medio de un conflicto que ha marcado un antes y un después en la Franja de Gaza, el ejército israelí anunció el 27 de julio de 2025 una "pausa táctica" diaria de diez horas para permitir la distribución de ayuda humanitaria en tres zonas del enclave. Esta medida, que se extiende desde las 10:00 a las 20:00 horas, busca garantizar el ingreso de alimentos y medicinas a una población que sufre un aumento dramático en las muertes por desnutrición.
El anuncio, coordinado con la ONU y otras organizaciones internacionales, establece rutas seguras para el tránsito de convoyes humanitarios entre las 06:00 y las 23:00 horas, en zonas donde Israel no mantiene presencia militar activa: la ciudad de Gaza, Deir al Balah y Al Mawasi.
Desde una perspectiva israelí, esta pausa responde a una presión internacional creciente y a la necesidad de aliviar la crisis humanitaria sin renunciar a los objetivos militares en la ofensiva que comenzó el 7 de octubre de 2023. Un portavoz militar señaló que "esta medida es parte de un esfuerzo continuo para equilibrar seguridad y humanidad".
Sin embargo, para los actores palestinos y organizaciones de derechos humanos, esta pausa es vista con escepticismo y como un gesto insuficiente frente a la gravedad de la situación. Un representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) afirmó que "aunque bienvenida, la pausa no resuelve la crisis estructural que mantiene a Gaza en un estado de asedio y sufrimiento constante".
En la arena internacional, las reacciones oscilan entre el apoyo condicionado a la medida y la crítica a la continuidad del bloqueo y las operaciones militares. Gobiernos y ONG subrayan que la pausa no debe ser un pretexto para prolongar el conflicto ni para limitar el acceso humanitario a horarios restringidos.
Este episodio refleja la complejidad de un conflicto donde la línea entre la seguridad y la supervivencia civil se vuelve difusa. La cifra de 127 muertes por desnutrición, incluyendo 85 niños, desde el inicio de la ofensiva pone en evidencia la tragedia silenciada que se desarrolla en Gaza.
En conclusión, la pausa táctica israelí para la entrega de ayuda humanitaria en Gaza es un acto con múltiples caras: una tregua temporal que no disuelve las tensiones subyacentes ni las responsabilidades políticas. La medida, aunque necesaria, abre un espacio para la reflexión profunda sobre el equilibrio entre la acción militar y el respeto a los derechos humanos en un territorio marcado por décadas de conflicto y sufrimiento.