
Un partido al borde del abismo. Así se presenta la Democracia Cristiana (DC) tras la junta nacional del 26 de julio de 2025, donde se evidenció un choque frontal entre quienes apoyan la candidatura presidencial de Jeannette Jara (PC) y quienes abogan por una candidatura propia que preserve la identidad y autonomía del partido.
La DC decidió finalmente respaldar públicamente a Jara, ganadora de las primarias de la coalición oficialista, en una votación marcada por la tensión y la deserción de figuras clave. Sin embargo, esta decisión no fue unánime ni pacífica, y la fractura interna quedó a la vista.
Alberto Undurraga, presidente del partido, fue la voz más crítica frente al apoyo a Jara: “Apoyar a Jeannette Jara en primera vuelta significa que una parte de nuestro electorado no nos va a seguir. Cuando se izquierdiza nuestro partido, el centro progresista no nos sigue”. Su advertencia es clara: la DC podría perder votación y presencia parlamentaria si abandona su centro progresista para alinearse con la izquierda más dura.
Undurraga plantea una tercera vía: una candidatura propia, elegida en una próxima junta, acompañada de una lista parlamentaria unitaria en la centroizquierda, que permita recuperar un espacio político propio y evitar la extinción electoral.
Por el contrario, sectores que respaldan a Jara, como la alcaldesa Claudia Pizarro, defienden el apoyo como una necesidad ante la amenaza que representan la derecha y la ultraderecha. “Lo que está en juego no es solo una elección, es la posibilidad de que el pueblo vuelva a creer”, afirmó, subrayando la urgencia de unidad para defender los avances sociales.
La exsenadora Carmen Frei y el senador Francisco Huenchumilla expresaron reservas sobre comprometer el apoyo en primera vuelta. Frei insistió en que la DC debe mantener autonomía para presentar una propuesta propia y negociar en segunda vuelta, mientras que Huenchumilla advirtió que sin un mínimo de diputados electos, el partido corre riesgo de desaparecer.
Por su parte, Ricardo Hormazábal lanzó duras críticas a la candidatura de Jara, cuestionando su cercanía con el régimen cubano y acusando al gobierno actual de fortalecer las AFP, un tema sensible para la militancia tradicional.
La disputa en la DC refleja un dilema clásico en partidos de centro: cómo equilibrar identidad doctrinaria y pragmatismo político en un escenario polarizado. La decisión de apoyar a Jara ha generado un desgaste interno que amenaza con acelerar la pérdida de un electorado histórico, mientras que la opción de una candidatura propia enfrenta el riesgo de fragmentar aún más la centroizquierda y debilitar la representación parlamentaria.
Este episodio también pone en evidencia la tensión entre la necesidad de unidad frente a la derecha y la defensa de una voz política autónoma que represente a sectores moderados.
La DC se encuentra en una encrucijada que podría definir no solo su futuro electoral inmediato, sino su supervivencia como partido relevante en el Chile de la próxima década.
El tiempo mostrará si la apuesta por la unidad con la izquierda más dura permitirá resistir el avance de la derecha o si la búsqueda de un camino propio será el último recurso para preservar un legado político centenario.
Fuentes consultadas: La Tercera (27-07-2025), testimonios de dirigentes DC en la junta nacional.