Conflicto Tailandia-Camboya: la guerra olvidada que expone heridas coloniales y tensiones globales

Conflicto Tailandia-Camboya: la guerra olvidada que expone heridas coloniales y tensiones globales
Internacional
Asia
2025-11-21
Fuentes
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- Más de 35 muertos y 300.000 desplazados tras semanas de combates.

- Choque entre ejércitos con apoyos globales contrapuestos: EE.UU. respalda a Tailandia; China a Camboya.

- Una frontera heredada del colonialismo francés, sin solución definitiva, que sigue siendo un polvorín regional.

Un conflicto que parecía un eco lejano, pero que reveló la fragilidad de las fronteras coloniales y las complejas alianzas geopolíticas del siglo XXI. Así se puede resumir la escalada bélica entre Tailandia y Camboya, que durante julio y agosto de 2025 sacudió la frontera que comparten ambas naciones, dejando tras de sí un saldo doloroso y una serie de interrogantes sobre el futuro de la región.

El 23 de julio comenzaron los enfrentamientos armados cuando soldados tailandeses y camboyanos se dispararon mutuamente cerca del templo jemer de Ta Muen Thom, un enclave histórico en litigio. En los días siguientes, la violencia escaló hasta el uso de artillería pesada, drones y bombardeos aéreos por parte de Tailandia, que desplegó cazas F-16 contra posiciones militares camboyanas.

Más de 35 personas murieron y cerca de 300.000 civiles fueron desplazados en ambos países, según reportes oficiales y agencias internacionales. La crisis humanitaria se intensificó con evacuaciones masivas y denuncias de ataques a zonas residenciales y templos históricos.

Orígenes y evolución: heridas coloniales y rivalidades políticas

El conflicto hunde sus raíces en una frontera trazada por Francia en 1907, cuando Camboya era parte de Indochina, y que nunca fue delimitada con precisión. La soberanía del templo hindú de Preah Vihear, otorgada a Camboya por el Tribunal Internacional de Justicia en 1962, sigue siendo un punto álgido, exacerbado por intentos de registro como Patrimonio de la Humanidad en 2008 y posteriores escaramuzas.

“La disputa es una herida abierta de la descolonización que nunca se cerró”, explica Inés Arco, investigadora especializada en Asia Oriental. Además, la pugna se ha visto enredada en rivalidades políticas internas: la relación entre Hun Sen, ex primer ministro camboyano y padre del actual, y Thaksin Shinawatra, ex primer ministro tailandés, ha tensado aún más la situación.

Perspectivas encontradas: soberanía, seguridad y desconfianza

Desde el lado tailandés, el gobierno y militares han denunciado violaciones del alto el fuego, acusando a Camboya de ataques indiscriminados y de colocar minas antipersona en territorio tailandés, lo que Phnom Penh niega, atribuyendo esas minas a remanentes de la guerra civil.

El primer ministro interino tailandés, Phumtham Wechayachai, advirtió: “Si la situación continúa escalando, podría convertirse en una guerra”. Por su parte, Camboya sostiene que solo ha actuado en legítima defensa y denuncia agresiones tailandesas, incluyendo bombardeos aéreos y despliegue excesivo de tropas.

La diplomacia bilateral se paralizó tras la expulsión mutua de embajadores y la suspensión temporal de canales de diálogo, mientras que la Corte Internacional de Justicia recibió solicitudes para mediar, sin avances concretos.

Geopolítica regional y global: un tablero estratégico

Este enfrentamiento no es solo local. Tailandia, aliado tradicional de Estados Unidos, ha recibido apoyo militar y entrenamiento desde Washington, incluyendo ejercicios conjuntos y acceso a armamento avanzado. Por su parte, Camboya ha estrechado sus vínculos con China, que ha desarrollado bases navales en su territorio y suministra equipamiento militar.

“China y Camboya son amigos inquebrantables”, afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa chino, coronel Wu Qian. Esta rivalidad estratégica añade una capa compleja a un conflicto que podría haberse limitado a disputas territoriales menores.

Consecuencias visibles y lecciones aprendidas

El conflicto dejó un saldo tangible: decenas de muertos, cientos de miles de desplazados, destrucción de infraestructura y un aumento significativo de la inseguridad en la región fronteriza. Además, la crisis humanitaria ha puesto en evidencia la fragilidad de los mecanismos de protección civil y la necesidad urgente de cooperación internacional para atender a los afectados.

En términos políticos, la escalada ha demostrado cómo las heridas coloniales no resueltas pueden ser el combustible para conflictos modernos, especialmente cuando se mezclan con rivalidades internas y la competencia entre potencias globales.

Reflexión final

Este episodio invita a una reflexión profunda sobre la importancia de la diplomacia sostenida y la resolución pacífica de disputas territoriales. La frontera entre Tailandia y Camboya no solo es una línea en el mapa, sino un espacio donde convergen identidades, memorias históricas y aspiraciones nacionales.

Como señala la investigadora Inés Arco, “la paz duradera solo será posible si se aborda el conflicto desde sus raíces históricas y se construyen canales de diálogo genuinos”.

Para la comunidad internacional, el desafío es claro: evitar que conflictos de esta naturaleza se conviertan en guerras abiertas y que el sufrimiento humano no sea la moneda de cambio de intereses geopolíticos.

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Fuentes consultadas: EL PAÍS, BioBioChile, CNN, Associated Press, declaraciones oficiales de los gobiernos de Tailandia y Camboya, informes del International Institute for Strategic Studies (IISS), entrevistas con especialistas en relaciones internacionales y Asia Oriental.