La carrera presidencial 2025: Jara lidera, pero Matthei se consolida como la opción menos riesgosa

La carrera presidencial 2025: Jara lidera, pero Matthei se consolida como la opción menos riesgosa
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Elecciones
2025-11-21
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- Polarización marcada entre los principales candidatos.

- Percepción de riesgo como factor decisivo en la segunda vuelta.

- Valores sociales y meritocracia definen el imaginario electoral.

En un escenario electoral que ha ido tomando forma con el paso de los meses, la encuesta de julio realizada por La Cosa Nostra (LCN) del sociólogo Alberto Mayol ofrece un retrato más complejo y menos inmediato del pulso presidencial chileno de 2025.Jeanette Jara lideraba la intención de voto en primera vuelta con un 38%, seguida a distancia por José Antonio Kast con un 23,3% y Evelyn Matthei con un 18,7%. Sin embargo, la ventaja de Jara se diluye al considerar los balotajes hipotéticos, en los que pierde frente a ambos rivales.

La percepción de riesgo: Matthei, la menos peligrosa

El dato que más ha capturado la atención es la evaluación de peligrosidad de los candidatos, donde Matthei emerge como la figura con menor riesgo percibido (4,3 en una escala de 10), frente a Jara (5,7) y Kast (6,0). Esta percepción se traduce en una ventaja tangible en la segunda vuelta: un 45,2% asegura que votaría seguro por Matthei frente a Jara, quien sólo logra un 36% de apoyo seguro. Esta dinámica pone en evidencia que, más allá de las propuestas, la imagen y el temor a la incertidumbre juegan un rol central en el electorado.

Valores en disputa: progreso, meritocracia y seguridad

La encuesta revela que el 31,7% de los consultados prioriza el "progreso" como valor clave para la sociedad, seguido por la "igualdad" (28%) y el "orden" (20,8%). En cuanto a las percepciones sobre la riqueza, un 63,3% cree que se llega a ser rico principalmente por mérito, mientras que un 28,5% lo atribuye a abusos o privilegios. Este imaginario social favorece las propuestas que enfatizan la seguridad, el control migratorio y el crecimiento económico, las cuales fueron elegidas por un 45,3% de los encuestados en un ejercicio anónimo de ofertas programáticas. En contraste, temas sociales como educación y salud apenas alcanzaron un 18,7%, y las preocupaciones ambientales fueron marginales, con sólo un 0,3%.

Un pulso político marcado por la polarización y la autonomía

Mientras Jara y Kast concentran una fuerte polarización —más del 50% de sus evaluaciones individuales son calificadas con notas bajas (1-3)—, Matthei logra atraer apoyos de manera transversal, mostrando una capacidad de convocatoria más amplia y menos divisiva. Además, en un escenario que incluye al presidente Gabriel Boric, Jara supera al mandatario con un 23,7% frente a un 18,5%, lo que demuestra cierta autonomía respecto al gobierno actual.

La estabilidad del voto y la importancia del riesgo

Contrario a la idea de migraciones masivas de votos entre primera y segunda vuelta, sólo un 5% de los electores cambiaría su decisión inicial. La percepción de peligro se confirma como un factor decisivo: quienes apoyan a Matthei en primera vuelta, pero considerarían votar por Jara en segunda, le asignan una nota más alta en peligrosidad (4,5) que a la propia Matthei (3,9). Esta tensión refleja que la incertidumbre y el temor a lo desconocido moldean más que las propuestas programáticas el comportamiento electoral en las etapas definitorias.

Constataciones finales

Este análisis, basado en datos verificados y múltiples perspectivas, confirma que la elección presidencial chilena de 2025 se juega en un terreno donde la percepción pública del riesgo y la polarización ideológica son tan relevantes como las propuestas programáticas. La figura de Evelyn Matthei se consolida como una opción que, aunque no lidera en primera vuelta, capitaliza la desconfianza y el temor hacia las candidaturas más polarizadas. Por su parte, Jeanette Jara, a pesar de liderar, enfrenta el desafío de superar la barrera de la percepción negativa para ganar en segunda vuelta. José Antonio Kast mantiene un electorado fiel, pero limitado por la alta percepción de riesgo que genera.

Este escenario invita a reflexionar sobre cómo las emociones y los imaginarios sociales influyen en la política contemporánea chilena, y cómo la meritocracia y la seguridad se han impuesto como valores centrales en la disputa electoral, relegando temas sociales y ambientales a un segundo plano. En definitiva, la elección de 2025 no sólo definirá un gobierno, sino también el rumbo de las prioridades y temores que atraviesan a la sociedad chilena hoy.

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