
En el escenario de Frutillar, el pasado 24 de julio de 2025, dos figuras emblemáticas del espectro político chileno, José Antonio Kast y Jeannette Jara, protagonizaron un debate que trascendió la mera confrontación electoral. Ambos presentaron sus posturas ante camioneros en un evento que buscaba homenajear a uno de los gremios más relevantes del país, pero que terminó evidenciando las profundas divisiones en torno a la seguridad, la política fiscal y la regulación del transporte.
Kast no dudó en marcar el tono duro: 'En la Araucanía hay terrorismo y no violencia rural. Por eso me molesta cuando se dice que hay que conversar con amor con terroristas'. Su defensa férrea del estado de excepción en la Macrozona Sur refleja un enfoque que prioriza la seguridad mediante medidas extraordinarias y un discurso que no admite ambigüedades sobre los actores del conflicto.
Jara, en tanto, reconoció que 'los estados de excepción han disminuido los atentados, pero no han terminado', dejando la puerta abierta a una evaluación crítica y a la posible continuidad de la medida, aunque con un enfoque más matizado. Su posición pone en evidencia la tensión entre la necesidad de seguridad y la búsqueda de soluciones integrales que aborden las raíces del conflicto.
En un punto de rara coincidencia, ambos candidatos aseguraron que mantendrán el reintegro para medianos y pequeños transportistas, un reconocimiento tácito a la vulnerabilidad económica de un sector clave para la economía nacional. Sin embargo, las diferencias emergen cuando se aborda la negociación ramal, un tema que expone la complejidad del mundo empresarial y laboral del transporte.
Kast calificó la aplicación de la negociación ramal como un desconocimiento del rubro: 'Hay personas con dos camiones y otros con flotas y no se les puede aplicar la misma ley'. Este argumento revela una visión segmentada del sector, donde la heterogeneidad de los actores dificulta una regulación uniforme.
Por su parte, Jara planteó que 'no se trata de aplicar la misma norma para todas las empresas transportistas y que hay que empezar a conversarlo porque en Europa también se utiliza para reconversión laboral'. Su enfoque abre un espacio para la innovación normativa y la adaptación a contextos internacionales, aunque con el desafío de traducir esas ideas a la realidad chilena.
El debate también tocó la fibra personal y simbólica cuando Jara afirmó: 'Yo nací en cuna de mimbre, no de oro; no me han regalado nada; pongo mi trayectoria a disposición'. Kast respondió con un relato similar de esfuerzo: 'No sé quién habrá nacido en cuna de oro, yo en una de madera, soy hijo de una familia emprendedora'. Este intercambio no solo humanizó a los candidatos, sino que sirvió para evidenciar cómo las narrativas personales se entrelazan con las propuestas políticas, moldeando percepciones y legitimidades.
Este encuentro dejó en claro que el estado de excepción en la Macrozona Sur no es solo una medida administrativa, sino un símbolo de las profundas fracturas sociales y políticas que enfrenta Chile. La coincidencia en mantener ciertos beneficios fiscales para transportistas medianos y pequeños contrasta con la divergencia en la regulación laboral, reflejando la dificultad de construir consensos en sectores complejos.
Las voces de Kast y Jara representan dos mundos que se miran con recelo pero que comparten, quizás sin quererlo, un terreno común: la urgencia de soluciones que sean efectivas y legítimas para los ciudadanos afectados. La historia de este debate es, en definitiva, la historia de un país que busca reconciliar seguridad, justicia social y desarrollo económico en un escenario marcado por la polarización y la incertidumbre.
Fuentes consultadas: Diario Financiero, declaraciones públicas de José Antonio Kast y Jeannette Jara, análisis de expertos en política y economía del transporte.
2025-11-11