
En julio de 2025, el mercado chileno comenzó a sentir con fuerza las ondas expansivas del anuncio de Donald Trump sobre un aumento en la tasa base de aranceles, que se fijó entre 15% y 50%. Este cambio, que rompió con las expectativas previas y elevó el piso arancelario, ha repercutido en la cotización del dólar y en los precios internacionales del cobre, un insumo vital para la economía nacional.
Desde entonces, el dólar en Chile experimentó un alza que llevó la paridad peso-dólar a superar los $950, un nivel que no se veía con estabilidad desde meses atrás. Este fenómeno no solo refleja la incertidumbre global, sino que también pone en evidencia las tensiones que enfrentan los consumidores y exportadores chilenos.
Desde el ámbito financiero, expertos como Shaun Osborne y Eric Theoret, estrategas de divisas de Scotiabank Global, han señalado que aunque el dólar global sube, su comportamiento es dispar frente a las monedas del G10, reflejando un mercado que busca equilibrio entre el optimismo por acuerdos comerciales y el temor a la inflación.
"El arancel promedio efectivo para los consumidores estadounidenses sigue siendo elevado, lo que podría limitar el consumo y aumentar la inflación a corto plazo", advierten.
Por otro lado, los productores y exportadores de cobre han vivido un pulso constante. Mientras los futuros en Estados Unidos alcanzan máximos históricos, el precio del cobre en la Bolsa de Metales de Londres se mantiene estable, evidenciando la distorsión causada por el acopio de inventarios y la especulación.
Para Chile, principal productor mundial de cobre, esta dinámica tiene consecuencias directas. La estabilidad del precio en Londres contrasta con la volatilidad en Estados Unidos, lo que genera incertidumbre en los ingresos de las empresas mineras y, por extensión, en la economía nacional.
Asimismo, el aumento del dólar afecta a diversos sectores, desde importadores hasta consumidores finales, quienes ven encarecerse productos básicos y bienes importados. Esto ha generado inquietud en hogares y comerciantes, especialmente en un contexto donde la inflación aún no cede completamente.
Representantes del sector exportador han manifestado preocupación por la escalada de aranceles, que podría afectar la competitividad de Chile en mercados clave. Mientras tanto, organizaciones de consumidores advierten sobre el impacto en el costo de vida, especialmente para las familias de menores ingresos.
A casi cuatro meses del anuncio, se puede concluir que el alza del dólar en Chile es una respuesta directa a la política arancelaria de Estados Unidos, que a su vez refleja una estrategia proteccionista con efectos globales.
La tensión entre mercados y consumidores no se ha resuelto, y la economía chilena permanece expuesta a la volatilidad internacional, especialmente en el sector minero. El desafío para el país será cómo navegar este escenario, equilibrando la estabilidad macroeconómica con la protección del poder adquisitivo de sus ciudadanos.
Este episodio deja en claro que las decisiones tomadas en Washington tienen repercusiones palpables en Santiago, y que la interdependencia económica global obliga a mirar más allá del corto plazo para entender las complejidades y consecuencias de cada movimiento.
2025-11-12
2025-11-12