
José Antonio Kast se perfila como claro favorito para la segunda vuelta presidencial del próximo 14 de diciembre, según la última encuesta de Black & White, que le otorga un 56% de intención de voto frente a un 35% para Jeannette Jara. La distancia, que supera por amplio margen las preferencias ciudadanas, se enmarca en un escenario de creciente polarización política y cuestionamientos sobre las capacidades de gobernabilidad de ambos contendores.
El exministro de Relaciones Exteriores y expresidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker, ha expresado públicamente su desencanto con la actual oferta electoral. En un gesto inédito para una figura política de su trayectoria, anunció que anuló su voto en primera vuelta y repetirá esta acción en el balotaje. Para Walker, la elección confronta dos proyectos antagónicos: una derecha dura representada por Kast y una izquierda radicalizada en torno a Jara, quien -según él- está atrapada en una doble carga: la hegemonía del Partido Comunista y la continuidad del gobierno de Gabriel Boric, cuya desaprobación supera el 60%.
“Jara es presa de un proyecto político del PC y el Frente Amplio que está en las antípodas de lo que yo represento”, afirmó Walker, quien también descartó apoyar a la derecha tradicional, representada por Evelyn Matthei, debido a sus posturas sobre derechos humanos y su cercanía con posiciones que relativizan la dictadura.
Este desencanto refleja una fractura profunda en el centro político, que ha ido desapareciendo tras la polarización entre extremos. La pérdida de espacio para fuerzas moderadas se traduce en la desaparición de partidos que no alcanzaron el umbral legal para subsistir, y en un electorado que se siente atrapado entre dos polos que no representan sus matices.
El debate público se ha centrado en la capacidad de ambos candidatos para gobernar en un Congreso que presenta una mayoría opositora en la Cámara de Diputados y un Senado equilibrado. Aquí, las voces se dividen con claridad:
- Ignacio Walker señala que Kast representa una lógica refundacional clara, con un proyecto que rechaza las últimas tres décadas y que se ha negado sistemáticamente a acuerdos, lo que augura dificultades para gobernar incluso con el apoyo de Chile Vamos, a quienes la derecha dura ha calificado de “derechita cobarde”.
- Por su parte, el exministro Nicolás Eyzaguirre sostiene que Jara, aunque representa a la centroizquierda y busca sumar propuestas, enfrenta el desafío de una coalición dominada por el PC y el Frente Amplio, lo que podría limitar su capacidad de diálogo y acuerdos con sectores más moderados.
- Máximo Pavez, exsubsecretario y miembro de la UDI, confía en que Kast podrá lograr una unidad suficiente en la derecha y centroderecha para gobernar con estabilidad democrática, apuntando a un horizonte de gobernabilidad que trascienda los cuatro años.
- La senadora Alejandra Sepúlveda, cercana al comando de Jara, advierte que la “caja” política de Kast es estrecha y que la gobernabilidad requiere equilibrio, alertando sobre los riesgos de una hegemonía excesiva de un solo sector.
La campaña presidencial se desarrolla en un clima marcado por la inseguridad, la crisis económica y la desconfianza hacia las instituciones. La encuesta Black & White subraya que el 74% de los ciudadanos identifica la inseguridad y la delincuencia como el principal problema del país, seguido por la economía y el empleo.
En este contexto, la ventaja de Kast no solo refleja un voto de rechazo al oficialismo, sino también un anhelo por “ordenar el país”, como ha repetido su discurso. Sin embargo, la pregunta pendiente es si podrá traducir esa ventaja en gobernabilidad efectiva, dada la fragmentación del Parlamento y las tensiones internas en su sector.
Por su parte, Jara enfrenta el desafío de ampliar su base en un escenario adverso, donde su identidad política y la asociación con el gobierno actual pesan en su contra. Su capacidad para construir acuerdos con sectores fuera de la coalición será fundamental para evitar un gobierno minoritario y la parálisis legislativa.
Finalmente, la posición de actores como Ignacio Walker evidencia que la polarización extrema ha dejado fuera a una parte significativa del electorado, que opta por la abstención o el voto nulo como forma de expresar su desencanto. Esto plantea un desafío para la salud democrática del país y la necesidad de repensar los espacios de diálogo y representación política.
En suma, el balotaje que se aproxima no solo definirá al próximo presidente, sino que también pondrá a prueba la capacidad de Chile para superar la polarización y recuperar la gobernabilidad en un momento crucial para su estabilidad social y política.