Ucrania recluta soldados jóvenes y enfermos: un ejército al límite y sus dilemas

Ucrania recluta soldados jóvenes y enfermos: un ejército al límite y sus dilemas
Internacional
América Latina
2025-11-21
Fuentes
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- Reclutamiento masivo en Ucrania con jóvenes de 18 a 24 años y personas con enfermedades graves.

- Tensiones éticas y operativas ante la incorporación de soldados con trastornos mentales y físicos.

- Perspectivas encontradas entre autoridades militares, activistas y familiares sobre el impacto y riesgos de esta estrategia.

El ejército ucraniano enfrenta un desafío sin precedentes: mantener sus filas activas en medio de una guerra que ya supera los tres años y medio, mientras incorpora a soldados cada vez más jóvenes y con problemas de salud severos.

Desde principios de 2025, Ucrania ha implementado el "Contrato 18-24", un programa que permite alistar voluntarios entre 18 y 24 años, muchos sin experiencia militar previa, con contratos anuales y salarios significativamente más altos que el promedio nacional. Este grupo, impulsado tanto por un sentido patriótico como por la necesidad económica, se entrena bajo estándares de la OTAN para enfrentar un conflicto que no muestra señales claras de concluir.

Pero la demanda de efectivos no se limita a jóvenes saludables. Informes recientes, como el publicado por BioBioChile en julio de 2025, revelan que el reclutamiento incluye personas con enfermedades graves: esquizofrenia, epilepsia, tuberculosis e incluso soldados sin dientes. Vasyl, un joven con trastorno de personalidad diagnosticado desde 2015, es un caso emblemático. Su pareja alertó a las autoridades militares, pero el diagnóstico no estaba registrado en la base de datos oficial, lo que permitió su reclutamiento y asignación a una unidad con acceso a armas.

“Si lo envían al frente, es un peligro para toda la unidad”, advierte Yevhen Tsekhmister, abogado ucraniano que busca una segunda evaluación psiquiátrica para Vasyl. La imposibilidad de hacer una valoración integral de la salud de los reclutas, debido a limitaciones en el sistema y la confidencialidad de diagnósticos, genera un vacío en la selección de personal.

Desde la perspectiva militar, el coronel Yuriy Podolyan sostiene que “las evaluaciones se basan en diagnósticos hechos por especialistas y cumplen con la legislación nacional e internacional.” Sin embargo, reconoce que no existe una evaluación combinada de múltiples enfermedades, lo que puede dejar fuera factores críticos para la aptitud del soldado.

La defensora del personal militar, Olha Reshetylova, destaca que “los oficiales superiores no quieren personas enfermas en sus unidades y suelen proporcionar tratamiento cuando es necesario”. Pero también reconoce que la situación está lejos de ser ideal y que el Ministerio de Defensa está revisando los protocolos para mejorar la asignación y cuidado de los soldados.

Las quejas por violaciones a derechos humanos durante la movilización superaron las 3.500 en 2024, y más de 2.000 en lo que va de 2025, según el comisionado de derechos humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets. Muchas denuncias apuntan a reclutamientos inapropiados y condiciones precarias en centros de entrenamiento, donde el examen médico a menudo es un mero trámite.

Desde el punto de vista social, hay una disonancia evidente. Por un lado, jóvenes como Alexander, de 21 años, se enlistan movidos por el patriotismo y la defensa de su país, pese a la oposición familiar. Por otro, cientos de miles en edad militar evaden el servicio, y otros son reclutados sin cumplir los estándares mínimos de salud.

Este escenario plantea preguntas incómodas: ¿hasta qué punto un ejército puede sostenerse sacrificando criterios médicos y éticos? ¿Qué riesgos implica para la cohesión y eficacia militar el incorporar soldados con graves problemas de salud? ¿Cómo afecta esta realidad a las familias y comunidades que ven partir a sus jóvenes a un conflicto cada vez más complejo?

La guerra en Ucrania ha empujado a su ejército a un límite extremo, donde la necesidad de efectivos choca con la capacidad real de proteger y cuidar a sus soldados. La historia de Vasyl y otros reclutas enfermos es un espejo de esta tensión, revelando un conflicto que no solo se libra en el campo de batalla, sino también en las decisiones y dilemas que enfrenta una nación en guerra.

En definitiva, las verdades que emergen son duras: la guerra no solo consume vidas en combate, sino que también desgasta los sistemas sociales y éticos que sostienen a una sociedad. Ucrania, en su lucha por sobrevivir, expone las grietas de un modelo de reclutamiento forzado por la urgencia, que obliga a repensar los límites entre la necesidad militar y la dignidad humana.