Donald Trump presiona por la vuelta de nombres racistas en la NFL: un pulso entre memoria, identidad y justicia social

Donald Trump presiona por la vuelta de nombres racistas en la NFL: un pulso entre memoria, identidad y justicia social
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2025-11-21
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- Presión política desde la Casa Blanca para revertir cambios en nombres deportivos.

- Choque cultural entre tradiciones históricas y demandas de respeto a pueblos originarios.

- Impacto económico y social sobre franquicias y comunidades afectadas.

Un pulso que trasciende el deporte se ha instalado en el corazón de Estados Unidos, donde el expresidente Donald Trump ha exigido públicamente la restitución de nombres emblemáticos de la NFL y MLB que fueron modificados por sus connotaciones racistas. El foco principal ha sido el equipo de fútbol americano Washington Commanders, que en 2020 abandonó el nombre "Redskins", y los Cleveland Guardians, que en 2021 dejaron atrás el apelativo "Indians".

Este llamado, realizado en julio de 2025 a través de la red social Truth Social, no solo revive una polémica histórica, sino que también desata un enfrentamiento entre sectores que reivindican la memoria tradicional y quienes defienden el reconocimiento y respeto hacia los pueblos originarios.

El origen de la controversia

Los Washington Redskins y Cleveland Indians fueron nombres adoptados hace décadas bajo una narrativa que hoy se reconoce como insensible y racista hacia las comunidades nativas americanas. "El nombre y los símbolos eran ofensivos y perpetuaban estereotipos negativos", explica la académica en estudios indígenas María Catrileo (Universidad de Chile).

En 2020 y 2021, en medio de un auge global por la justicia social, ambas franquicias decidieron cambiar sus denominaciones, buscando alinearse con una sociedad que demanda mayor respeto y diversidad.

Trump y la reacción conservadora

Desde una óptica conservadora, la exigencia de Trump representa un rechazo frontal a lo que denomina una "corrección política excesiva" y una defensa de la "herencia cultural estadounidense". En su mensaje, el expresidente afirmó que 'nuestro gran pueblo indígena, en masa, desea que esto suceda', aunque esta afirmación ha sido cuestionada por líderes indígenas, quienes señalan que la mayoría apoya los cambios como un avance hacia el respeto y la dignidad.

Además, Trump amenazó con entorpecer las negociaciones para la construcción de un estadio en Washington si no se revierte el cambio de nombre, lo que añade un componente económico y político a la disputa.

Voces indígenas y sociales

Por otro lado, organizaciones indígenas y activistas han reiterado que "la lucha no es por el pasado, sino por el reconocimiento y la reparación". Para ellos, el cambio de nombre simboliza un paso necesario para descolonizar espacios públicos y deportivos.

El líder mapuche y vocero de la Coordinadora de Comunidades Indígenas, Rodrigo Millalén, señala que "mantener nombres racistas en equipos deportivos es una forma de violencia simbólica que afecta la autoestima y la identidad de nuestros pueblos". Esta perspectiva ha sido respaldada por diversos sectores sociales en Estados Unidos y también ha generado eco en movimientos latinoamericanos que luchan por derechos indígenas.

Consecuencias visibles y desafíos futuros

A cinco meses de la declaración de Trump, la controversia no solo ha polarizado a la opinión pública estadounidense, sino que también ha puesto en jaque acuerdos comerciales y proyectos inmobiliarios vinculados a las franquicias. La NFL ha mantenido su postura de no revertir los cambios, argumentando que representan un compromiso con la inclusión y la diversidad.

Este episodio revela la complejidad de abordar símbolos históricos en sociedades que buscan reconciliarse con su pasado, y cómo el deporte, lejos de ser un espacio neutral, funciona como un escenario donde se libran batallas culturales y políticas.

En conclusión

La exigencia de Trump no es solo un reclamo deportivo o económico, sino un síntoma de la profunda tensión entre tradición y cambio social. Las verdades que emergen son claras: los nombres racistas fueron un reflejo de épocas menos conscientes y su cambio responde a una demanda legítima de respeto. Sin embargo, la resistencia a estos cambios muestra que la reconciliación cultural es un proceso largo y conflictivo, donde convergen intereses políticos, económicos y sociales.

Lo que está en juego es más que un nombre: es la definición misma de identidad y memoria colectiva en una sociedad que se debate entre preservar su historia y avanzar hacia una convivencia más justa y respetuosa.