La Casa Blanca en guerra abierta con Jerome Powell: ¿desacreditar o destituir?

La Casa Blanca en guerra abierta con Jerome Powell: ¿desacreditar o destituir?
Economía
Macroeconomía
2025-11-21
Fuentes
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- Campaña de desprestigio contra el presidente de la Fed.

- Choque político sobre la política monetaria y deuda pública.

- Tensión institucional entre Poder Ejecutivo y banco central.

Una batalla que trasciende el tablero económico se ha instalado en Washington. Desde marzo de 2025, el presidente Donald Trump ha lanzado una serie de insultos públicos contra Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), a quien él mismo nominó en 2017. En una escalada que mezcla política, economía y estrategia, la Casa Blanca ha optado por una campaña de desacreditación, apuntando a la gestión de Powell y su negativa a bajar las tasas de interés.

El epicentro del conflicto: la tasa de interés

Trump sostiene que la tasa actual, ubicada entre 4,25% y 4,50%, es excesiva y que la economía estadounidense estaría «volando» si esta se redujera en tres puntos porcentuales, hasta 1,5%. «Debería ser tres puntos más baja», ha dicho el mandatario. Sin embargo, la Fed mantiene que la economía está en buen pie y que la incertidumbre generada por los aranceles comerciales justifica la pausa en recortes.

«De no ser por la incertidumbre arancelaria, la Fed no estaría en pausa», ha explicado Powell en sus últimas declaraciones. Esta discrepancia no es solo técnica sino también política, pues Trump ve en la tasa alta un problema fiscal: la deuda pública por renovar se encarece y el fisco podría ahorrar miles de millones con una política monetaria más laxa.

La Casa Blanca en modo ofensivo: ataques y acusaciones

El presidente ha recurrido a calificativos como «tonto», «idiota» y «perdedor» para describir a Powell, y ha expresado en público su deseo de despedirlo, aunque la institucionalidad lo impide. Un fallo de la Corte Suprema en mayo reafirmó la independencia de la Fed, limitando la capacidad del Ejecutivo para remover a su presidente.

Pero la Casa Blanca no se ha quedado de brazos cruzados. Ha lanzado un «Plan B»: cuestionar la gestión de Powell en torno a la millonaria renovación de los edificios de la Fed, que ha pasado de un presupuesto inicial de US$ 1.900 millones a US$ 2.500 millones.

William Pulte, director de la Agencia Federal de Financiación de la Vivienda y conocido seguidor de Trump, acusó a Powell de mentir sobre los costos y despilfarro en «lujos innecesarios» como ascensores privados y acabados en mármol y bronce. Estas acusaciones han sido replicadas por senadores republicanos y el movimiento MAGA en redes sociales, pintando el proyecto como un «Palacio de Versalles» que contrasta con la política monetaria restrictiva que afecta a los hogares.

Perspectivas encontradas: entre la defensa institucional y la crítica política

Powell ha respondido que los mayores costos se deben a imprevistos como la mayor cantidad de asbesto y que los materiales nobles buscan preservar la arquitectura histórica. Andrew Levin, economista y fundador del movimiento Fed UP, sostiene que la Fed debe rendir cuentas y que la ley permite la remoción de su presidente en casos de mala gestión o fraude.

«Es improbable que Powell sea despedido a menos que haya fraude», ha repetido Trump, dejando la puerta abierta a futuras acciones legales o políticas.

Consecuencias y verdades emergentes

Este enfrentamiento revela una tensión profunda entre la independencia técnica del banco central y las presiones políticas de un Ejecutivo que busca acelerar recortes de tasas para aliviar la carga fiscal y estimular la economía. La campaña de desprestigio y la amenaza implícita de remoción erosionan la confianza en la institucionalidad estadounidense y ponen en jaque la autonomía de la Fed.

Además, el debate expone la complejidad del manejo de la deuda pública y la política monetaria en un contexto global incierto, donde decisiones técnicas son interpretadas en clave política y electoral.

En definitiva, la Casa Blanca apuesta a desgastar a Powell públicamente y a encontrar argumentos para forzar su salida, mientras la Fed defiende su gestión y autonomía. El desenlace aún está abierto, pero la batalla ya ha dejado una marca profunda en la relación entre política y economía en Estados Unidos.

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Fuentes: Diario Financiero (Chile), The Wall Street Journal, The New York Post, Mercatus Center - Universidad de George Mason.