Poder, Ética y Afectos en La Moneda: Las Réplicas del Vínculo Tohá-Marcel

Poder, Ética y Afectos en La Moneda: Las Réplicas del Vínculo Tohá-Marcel
2025-07-07

- La confirmación de la relación entre dos figuras clave del gabinete reabrió el debate sobre los límites entre la vida pública y privada.

- La oposición política, más que cuestionar el vínculo, exigió estricta prescindencia al ministro de Hacienda, acusando un potencial conflicto de interés.

- El caso instaló la reflexión sobre el "amor sobreviniente" en la alta política, desafiando las nociones tradicionales de nepotismo y probity.

A más de dos meses de que la entonces candidata presidencial Carolina Tohá confirmara su relación sentimental con el ministro de Hacienda, Mario Marcel, el temblor político inicial ha decantado. Sin embargo, las réplicas de esa revelación continúan resonando en el debate público, dejando al descubierto las complejas y a menudo incómodas intersecciones entre el poder, la ética y los afectos personales en el corazón del Estado.

La Crónica de una Noticia Anunciada

A principios de mayo, en una entrevista concedida en plena precampaña, Carolina Tohá (PPD) oficializó lo que era un secreto a voces en los pasillos de La Moneda: "Desde hace un tiempo somos pareja con Mario Marcel". La exministra del Interior enmarcó la revelación en la necesidad de transparencia ante la ciudadanía, argumentando que, si bien la relación pertenecía al ámbito privado, su nueva condición de candidata exigía mayor apertura. Sostuvo, además, que la situación fue comunicada en su momento al Presidente Gabriel Boric y que, legalmente, no existía incompatibilidad alguna.

La reacción del espectro político no se hizo esperar. Lejos de centrarse en el aspecto personal, la oposición, principalmente desde Chile Vamos y el Partido Republicano, transformó el anuncio en un arma de fiscalización política. La estrategia fue clara: no atacar el vínculo afectivo, sino sembrar dudas sobre un potencial conflicto de interés. Figuras como el diputado Juan Antonio Coloma (UDI) sugirieron que la relación "servía para entender los virulentos ataques" previos de Marcel a las propuestas económicas de su principal contendora, Evelyn Matthei. Otros, como José Antonio Kast, advirtieron que exigirían la renuncia del ministro si este incurría en "activismo político" a favor de Tohá. La palabra clave que se instaló fue "prescindencia": la exigencia de una neutralidad absoluta y demostrable por parte del jefe de las finanzas públicas.

En respuesta, tanto Marcel como Tohá se mantuvieron firmes en su postura. El ministro de Hacienda aseguró que su actuar siempre se ha regido por la objetividad y el interés del país, y que seguiría las claras instrucciones del Presidente sobre la imparcialidad del gabinete en período electoral. Tohá, por su parte, insistió en que no transformaría su vida personal en "un tema de campaña", lamentando que otros quisieran hacerlo.

Las Perspectivas en Tensión: Privacidad vs. Probidad

El episodio cristalizó un debate con múltiples aristas que obliga a una reflexión más profunda:

  • La Defensa de la Esfera Privada: La postura de los involucrados apela a una tradición liberal que separa la función pública de la vida personal. Bajo esta lógica, mientras no se infrinja la ley ni se demuestre un favorecimiento explícito, la relación afectiva entre dos adultos es irrelevante para el ejercicio de sus cargos. Es una visión que valora la discreción y la confianza en la integridad de los funcionarios.
  • La Exigencia de Apariencia y Prescindencia: La oposición argumenta que en la alta política no solo importa ser probo, sino también parecerlo. La relación, aunque legal, crea una apariencia de parcialidad que puede minar la confianza pública. Cada declaración de Marcel sobre la economía, cada cifra o proyección, podría ser interpretada no como un análisis técnico, sino como una jugada para favorecer la candidatura de su pareja. Esta perspectiva subraya que la percepción es una realidad política con consecuencias tangibles.
  • El Dilema del "Amor Sobreviviente": Una carta al director publicada en La Tercera introdujo un concepto que añade una capa de complejidad filosófica y ética: el "amor sobreviniente". El autor, Francisco Orrego Bauzá, planteó una pregunta incómoda: si nombrar a un matrimonio en el gabinete sería considerado nepotismo, ¿deja de serlo si el amor surge después del nombramiento? Esta disyuntiva genera una disonancia cognitiva constructiva. Desafía a pensar si las reglas de probidad deben enfocarse solo en el acto del nombramiento o si deben adaptarse a las dinámicas humanas que ocurren durante el ejercicio del poder. ¿Es una excepción justificable o un vacío legal que la ética debería llenar?

El Estado Actual: Una Tensión Latente

Hoy, el tema ha salido de los titulares inmediatos, pero no ha desaparecido. Se ha integrado como una variable más en el complejo tablero de la carrera presidencial. La revelación no provocó una crisis de gabinete ni renuncias, pero sí redefinió las reglas del juego. El ministro Marcel, reconocido por su rigor técnico, ahora opera bajo un escrutinio político intensificado, donde cada una de sus intervenciones es analizada con una doble lupa.

El caso Tohá-Marcel, más allá de sus protagonistas, se ha convertido en un estudio sobre la fragilidad de las fronteras en la política contemporánea. Ha dejado a la ciudadanía con preguntas abiertas y sin respuestas sencillas, obligándola a ponderar dónde termina el derecho a la privacidad de un funcionario y dónde comienza el derecho del público a una total y absoluta imparcialidad, no solo en los hechos, sino también en las apariencias. La historia no está cerrada; simplemente ha evolucionado hacia una vigilancia expectante, demostrando que en el poder, los afectos nunca son un asunto enteramente privado.

La revelación de una relación sentimental entre dos de las figuras más influyentes del gabinete ministerial desató un debate profundo sobre los límites entre la vida privada y la responsabilidad pública, los conflictos de interés percibidos y la ética en el ejercicio del poder. La historia permite analizar cómo las dinámicas personales pueden reconfigurar el escenario político, generando cuestionamientos sobre la transparencia, la gobernabilidad y la percepción ciudadana en un contexto de alta exposición mediática y electoral.