La disputa interna en la derecha chilena: Kast desmiente campaña sucia mientras Matthei denuncia maniobras

La disputa interna en la derecha chilena: Kast desmiente campaña sucia mientras Matthei denuncia maniobras
Actualidad
Política
2025-11-21
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- Acusaciones cruzadas entre figuras de la derecha chilena.

- Desmentidos públicos y tensiones que escalan en redes sociales.

- Un choque de estrategias que revela fracturas y alianzas inesperadas.

En las últimas semanas, la derecha política chilena ha vivido un episodio que más que una simple disputa electoral, parece un verdadero duelo en el cuadrilátero político. El 18 de julio de 2025, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, salió a desmentir de manera enfática y pública las acusaciones de una campaña sucia que la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, había atribuido a su colectividad.

Matthei había denunciado una "campaña asquerosa" en su contra, desplegada en redes sociales y atribuida al Partido Republicano, una acusación que desató una ola de declaraciones y contrapuntos que, lejos de amainar, profundizaron la tensión dentro del espacio político de derecha.

Kast, en una postura firme, negó rotundamente cualquier vínculo con esas maniobras: "Nosotros no hacemos campañas de ese tipo", afirmó, subrayando que ni Evelyn Matthei, ni Johannes Kaiser, ni Franco Parisi son sus adversarios políticos ni electorales. Según Kast, el verdadero adversario es el actual Gobierno y la candidata presidencial del oficialismo, Jeannette Jara.

Este desencuentro refleja una fractura profunda en la derecha chilena, donde las alianzas y rivalidades no solo se juegan en las urnas, sino también en la arena pública y mediática. Desde la perspectiva de Matthei y su entorno, estas campañas sucias son un intento de deslegitimar su candidatura y fracturar la coalición Chile Vamos.

Por otro lado, el Partido Republicano insiste en que su estrategia se basa en una política frontal y honesta, sin recurrir a ataques bajos o campañas difamatorias. Esta diferencia de visiones no solo revela la complejidad del escenario electoral, sino también la lucha interna por el liderazgo y la definición de la agenda política de la derecha.

Desde el punto de vista regional, estas tensiones han generado inquietud entre los electores que buscan unidad en un bloque tradicionalmente conservador, pero que ahora enfrenta una crisis de identidad y cohesión. En el ámbito social, las voces ciudadanas reflejan tanto el hastío frente a las disputas internas como la expectativa de que se privilegie un debate político más constructivo y menos polarizado.

En conclusión, este episodio deja en evidencia que las disputas en la derecha chilena no son solo tácticas electorales, sino que representan una batalla por la narrativa, la legitimidad y el control del espacio político. La verdad verificable hasta ahora es que no existen pruebas concluyentes que respalden las acusaciones de campaña sucia contra el Partido Republicano, pero la desconfianza y el daño político ya están instalados.

Las consecuencias de esta pugna podrían trascender el ciclo electoral inmediato, afectando la capacidad de la derecha para articular una propuesta común y coherente de cara a los desafíos nacionales. El coliseo político chileno observa, expectante, cómo se desarrollará este enfrentamiento que, más allá de los golpes bajos, pone en juego la credibilidad y el futuro de sus protagonistas.