
Un choque que dejó cicatrices profundas en la Autopista Central, el pasado 18 de julio, sigue resonando en la memoria colectiva y en el debate público. Dos personas murieron y una tercera quedó en riesgo vital tras la colisión entre un vehículo menor y un camión cisterna en el sector Departamental de la Región Metropolitana, un hecho que, meses después, revela tensiones y cuestionamientos sobre seguridad vial y responsabilidades institucionales.
La madrugada del 18 de julio de 2025, un vehículo menor impactó violentamente la parte trasera de un camión cisterna que transitaba hacia el norte por la Ruta 5 Norte. Las autoridades confirmaron que el conductor del camión no estaba bajo efectos de alcohol ni drogas, y contaba con toda la documentación al día, mientras que la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) de Carabineros mantiene abierta la investigación para esclarecer las causas exactas.
Desde el ámbito político, la discusión ha tomado tintes encontrados. Por un lado, sectores de oposición critican la falta de inversión y mantenimiento adecuado en la Autopista Central, señalando que 'la infraestructura vial no está a la altura de las necesidades actuales, poniendo en riesgo a los usuarios'. Por otro lado, representantes del gobierno defienden las medidas implementadas, subrayando que 'se han reforzado los controles y mejorado la señalización en los últimos años', y que el accidente responde a causas aún no determinadas.
A nivel social, familiares y organizaciones de víctimas han demandado mayor transparencia y justicia, reclamando que 'no basta con investigaciones lentas; se requieren acciones concretas para evitar que tragedias como esta se repitan'. En contraste, gremios de transportistas han expresado preocupación por la estigmatización que sufren tras estos incidentes, argumentando que 'la seguridad depende de múltiples factores y no solo de los conductores de camiones'.
Este accidente no es un hecho aislado en la región Metropolitana, donde los índices de siniestralidad vial han mostrado un aumento en los últimos años, según datos del Ministerio de Transportes. La Autopista Central, arteria clave para la movilidad de Santiago, enfrenta desafíos estructurales y de gestión que afectan su seguridad. Estudios recientes apuntan a la necesidad de una revisión integral que incluya mejor iluminación, señalización y fiscalización constante.
Tras cuatro meses, la tragedia en la Autopista Central pone en evidencia una serie de verdades incómodas: la vulnerabilidad de los usuarios en vías urbanas saturadas, la complejidad de asignar responsabilidades en accidentes con múltiples actores y la urgencia de políticas públicas que prioricen la prevención y la transparencia.
Mientras la SIAT continúa su labor, la sociedad chilena observa con expectación y exige respuestas claras. La discusión no solo gira en torno a quién tuvo la culpa, sino a cómo evitar que el dolor de hoy se repita mañana.
Este episodio, doloroso y revelador, invita a reflexionar sobre la intersección entre infraestructura, regulación y cultura vial, recordándonos que detrás de cada noticia hay vidas que merecen respeto y protección.