
El dólar en Chile rompió la marca de $960 en octubre y noviembre de 2025, una caída que no se veía desde septiembre, impulsada por una escalada sostenida en el precio del cobre, principal motor de la economía nacional, y por la incertidumbre que genera la política monetaria de Estados Unidos.
Desde el 8 de octubre, el dólar retrocedió $10,7 hasta ubicarse en torno a $950,30, mientras el cobre alcanzó niveles cercanos a su máximo histórico, rozando los US$4,87 la libra en la Bolsa de Metales de Londres. Este fenómeno, que se mantuvo hasta mediados de noviembre, ha significado un alivio para importadores y consumidores, pero también plantea desafíos para sectores exportadores y la política económica local.
El alza en el precio del cobre no fue un evento aislado. Felipe Sepúlveda, analista jefe de Admirals Latinoamérica, señaló que "el cobre sigue liderando el impulso del complejo de metales básicos, respaldado por expectativas de nuevos recortes de tasas en EE. UU. y restricciones globales de oferta ante problemas en minas de Chile e Indonesia".
Este contexto de oferta limitada y demanda sostenida ha generado un aumento significativo en las divisas que ingresan al país, lo que presiona a la baja el valor del dólar local. Sin embargo, esta bonanza minera también ha despertado voces críticas que advierten sobre la dependencia excesiva y la necesidad de diversificar la matriz productiva chilena.
Por otro lado, la Reserva Federal estadounidense ha mantenido un discurso cauteloso y dividido respecto a los futuros recortes de tasas. El mercado derivado anticipa al menos un recorte más en 2025, aunque persisten dudas sobre una segunda rebaja antes de fin de año.
Christopher Waller, gobernador de la Fed, ha abogado por tasas más bajas pronto, argumentando que "los riesgos a la baja para el mercado laboral han aumentado". No obstante, Jerome Powell, presidente de la Fed, mantiene una postura más prudente, enfatizando la elevada incertidumbre inflacionaria y la complejidad de equilibrar sus objetivos de inflación y empleo.
En Chile, este escenario ha generado un debate intenso. Desde el sector empresarial, algunos ven en la caída del dólar una oportunidad para abaratar costos de insumos importados y moderar la inflación. En cambio, agricultores y exportadores no mineros expresan preocupación por la pérdida de competitividad internacional.
María Elena Rojas, presidenta de la Asociación de Exportadores Agropecuarios, advirtió que "un dólar bajo puede afectar seriamente los ingresos de nuestros productores, quienes ya enfrentan altos costos internos y competencia global feroz".
Por su parte, economistas como Gonzalo Fuentes destacan que "la fortaleza del cobre y la presión para bajar tasas en EE.UU. configuran un escenario favorable para la economía chilena, pero también exigen prudencia para evitar desequilibrios macroeconómicos y proteger la estabilidad financiera".
Tras semanas de volatilidad y ajustes, se puede concluir que:
- El precio del cobre sigue siendo el principal factor externo que determina la dinámica del tipo de cambio en Chile.
- Las decisiones y discursos de la Fed generan un efecto inmediato y complejo en los mercados financieros locales, con impactos directos en la economía real.
- La economía chilena sigue vulnerable a choques externos, lo que subraya la urgencia de políticas que fomenten la diversificación y la resiliencia.
Este episodio, lejos de ser un simple movimiento cambiario, revela el delicado equilibrio entre fuerzas globales y locales, y la necesidad de una mirada estratégica que considere tanto las oportunidades como los riesgos que trae la interdependencia económica en un mundo cada vez más complejo.