
En medio de un escenario económico global que parecía encaminarse hacia la estabilidad, la tensión entre la Casa Blanca y la Reserva Federal (Fed) estadounidense ha escalado durante los últimos meses, dejando al descubierto un complejo juego de poder con repercusiones más allá de las fronteras de Estados Unidos.
Desde julio de 2025, cuando los futuros de Wall Street comenzaron a buscar nuevos récords, la atención se ha centrado en la política monetaria de la Fed y su presidente Jerome Powell. Mientras los mercados celebraban la resiliencia de la economía, impulsada por datos como un repunte en las ventas minoristas y una caída en las solicitudes de subsidio por desempleo, el ala política de la Casa Blanca presionaba para un recorte inmediato de las tasas de interés.
Este enfrentamiento no es solo una disputa técnica, sino una batalla con ramificaciones políticas profundas. La administración de Donald Trump, que aún ejerce influencia pese a no estar en el poder, ha impulsado una campaña para forzar la salida anticipada de Powell antes de mayo de 2026, acusándolo de negarse a bajar las tasas y de mantener una política que encarece la deuda pública.
Por su parte, desde la Fed, voces internas como la de Christopher Waller, gobernador y posible sucesor de Powell, han puesto en duda la narrativa oficial de la Casa Blanca. Waller sostiene que los datos laborales están distorsionados por la campaña de deportaciones, lo que podría estar ocultando señales reales de contracción en el mercado de trabajo, justificando una acción monetaria más rápida.
El choque de versiones refleja una disonancia cognitiva que trasciende el mero análisis económico para tocar fibras políticas y sociales, donde la migración y las políticas internas de Estados Unidos se entrelazan con la gestión monetaria.
En Chile, esta disputa ha sido observada con atención por diversos actores. Desde el mundo financiero, expertos advierten que la incertidumbre sobre el rumbo de la Fed impacta directamente en la valoración del cobre y la estabilidad del peso, afectando la planificación económica nacional. El ministro de Hacienda ha manifestado preocupación por la volatilidad y ha llamado a mantener políticas fiscales prudentes.
En tanto, sectores productivos y académicos destacan que la presión para reducir las tasas podría aliviar el costo del financiamiento, pero alertan que una política monetaria apresurada podría generar burbujas financieras o desequilibrios a mediano plazo.
“La Fed no puede ceder a presiones políticas sin poner en riesgo su independencia y la estabilidad económica global,” señala un economista chileno consultado, mientras otro experto advierte que “la economía estadounidense muestra resiliencia, pero no está exenta de riesgos ocultos que podrían desencadenar una recesión si no se actúa con cautela.”
En el plano internacional, la disputa también se ha reflejado en la agenda legislativa estadounidense, con el Senado próximo a aprobar un marco regulatorio para criptoactivos, en un contexto de mercados financieros que buscan nuevas fuentes de crecimiento ante la incertidumbre tradicional.
Al cierre de esta historia, la Fed se prepara para su reunión de fin de mes, donde se decidirá si se mantiene la política actual o se adopta un recorte de tasas. Esta decisión será observada con lupa no solo por Wall Street, sino por economías emergentes como Chile, que dependen en gran medida de la estabilidad financiera global.
Conclusiones
La pugna entre la Casa Blanca y la Fed es más que un simple desacuerdo técnico: es un reflejo de tensiones políticas, sociales y económicas que afectan la percepción y realidad de la economía global. Para Chile, la lección es clara: la dependencia de las dinámicas externas exige una política económica interna robusta, capaz de absorber shocks y adaptarse a escenarios cambiantes.
La verdad irrefutable es que la independencia de los bancos centrales es un pilar fundamental para la estabilidad, pero también que la política monetaria no puede desligarse de las realidades sociales y políticas que la rodean. En este coliseo de intereses, los próximos movimientos serán decisivos para definir la salud económica global y local en los años venideros.
Fuentes consultadas: Diario Financiero, declaraciones públicas de la Fed, análisis de economistas chilenos y reportes del mercado laboral estadounidense.