
Un renacer en la bolsa chilena ha tomado forma este año a través del fondo iShares MSCI Chile, un vehículo financiero que replica el índice IPSA y que, tras años de estancamiento, ha captado US$ 27,18 millones en flujos netos durante 2025. Su recuperación no solo marca un giro en la percepción internacional sobre el mercado local, sino que también abre un escenario donde convergen expectativas políticas, movimientos institucionales y la mirada de inversionistas globales.
El iShares MSCI Chile acumuló un avance del 22% en rentabilidad en lo que va del año, superando ampliamente el crecimiento del IPSA, que se situó en un 21%. Más llamativo aún es el aumento de la creación de cuotas en un 4,22%, tras una caída del 15% en 2024, lo que evidencia un interés renovado por parte de los actores externos. Según Francisca Silva, gerenta de inversiones de Inversiones Security, 'la mayor creación de cuotas responde a que los extranjeros están invirtiendo más en el índice'.
Este resurgimiento se da en un contexto donde el 63% de la propiedad del fondo se concentra en inversores estadounidenses, con entidades como el Departamento del Tesoro de Tennessee y JPMorgan como principales tenedores. En contraste, Chile representa menos del 10% de la participación, lo que revela una dinámica donde el capital externo impulsa la reactivación bursátil.
El análisis de este fenómeno no es unívoco. Desde el sector financiero, Guillermo Araya, gerente de estudios de Renta 4, señala que 'el buen rendimiento se explica, en parte, por las expectativas de un cambio de Gobierno hacia uno de derecha o centroderecha, pero también porque la economía chilena tiene buenas señales'. Esta perspectiva apunta a que el mercado anticipa un clima político más favorable para la inversión.
Sin embargo, desde sectores críticos se advierte sobre la fragilidad de estos movimientos. Algunos economistas y académicos subrayan que la dependencia de flujos externos puede exponer a Chile a volatilidades internacionales y a la especulación, más que a una consolidación real del mercado local.
Por su parte, las AFP y administradoras locales han adoptado una estrategia híbrida: utilizan el ETF para una exposición amplia y diversificada, pero también realizan inversiones directas en acciones consideradas más sólidas o con mayor potencial, según explica María Luz Muñoz, gerenta de estudios de Nevasa.
Este episodio pone en evidencia varias verdades sobre el mercado chileno: primero, que la confianza internacional puede ser volátil y está condicionada por factores políticos y económicos internos y externos; segundo, que la estructura del mercado se está adaptando a nuevas formas de inversión, donde los ETFs ganan terreno frente a las tradicionales compras directas; y tercero, que la economía chilena no está aislada de las dinámicas globales, lo que exige una mirada estratégica y cautelosa para evitar riesgos de dependencia excesiva.
En definitiva, el resurgimiento del fondo que replica al IPSA no solo representa un cambio en cifras y flujos, sino que también instala en el debate nacional la necesidad de comprender con profundidad qué significa para Chile esta nueva etapa bursátil, sus riesgos y oportunidades, y cómo se inscribe en un contexto político-económico en plena transformación.
Las fuentes consultadas para este análisis incluyen datos de Bloomberg, declaraciones de expertos financieros y reportajes de medios especializados como Diario Financiero.