
Un diálogo esperado y complejo
El 13 de octubre de 2025, el Presidente Gabriel Boric sostuvo una audiencia privada de 45 minutos con el Papa León XIV en el Palacio Apostólico del Vaticano. Este encuentro, anunciado meses antes, se presentó como una oportunidad para fortalecer los lazos diplomáticos y abordar asuntos de peso para Chile y el mundo.
Sin embargo, lejos de ser un mero acto protocolar, la reunión desplegó un escenario de tensiones, esperanzas y desafíos que reflejan la compleja realidad política y social chilena.
Abusos en la Iglesia: una herida aún abierta
Uno de los momentos más delicados fue la conversación sobre los casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia chilena, en particular las figuras de Fernando Karadima y Juan Barros. El Presidente Boric relató que el Papa expresó un profundo dolor por estas tragedias, un sentimiento compartido con su predecesor, Francisco. Este reconocimiento no solo visibiliza la persistente crisis de confianza hacia la institución religiosa en Chile, sino también la urgencia de una reparación real y transparente.
Gaza y la política internacional: un reflejo de liderazgos en disputa
El conflicto en Gaza y el reciente acuerdo de cese al fuego fueron otro eje central. Boric destacó la esperanza compartida por ambos líderes en que la masacre tenga un punto final y que los pueblos puedan convivir en paz. Sin embargo, la referencia al rol del expresidente estadounidense Donald Trump en las negociaciones abrió una grieta discursiva. Boric manifestó una visión crítica hacia el estilo de liderazgo de Trump, aunque valoró cualquier contribución que haya ayudado a detener la violencia.
Esta ambivalencia refleja la complejidad de la política global, donde las alianzas y antagonismos se entrelazan en una trama difícil de desentrañar.
La invitación al Papa: un gesto con múltiples lecturas
Quizás el momento más simbólico fue la invitación formal que el Presidente dejó al Papa León XIV para visitar Chile. "Lo dejé invitado, no puedo asegurar nada, pero en nombre del Estado de Chile le planteé que es bienvenido en nuestro país", afirmó Boric.
Este gesto evoca la histórica visita de Juan Pablo II en 1987, un evento que marcó profundamente la historia reciente chilena. No obstante, la invitación también se inscribe en un contexto de diálogo complicado entre el Estado y la Iglesia, especialmente en temas como la eutanasia y el aborto libre, donde las diferencias son notorias y legítimas.
Perspectivas encontradas: voces desde la política y la sociedad
Desde sectores conservadores, la reunión fue vista con cautela, enfatizando la necesidad de que la Iglesia mantenga su influencia moral y social en Chile. Por otro lado, voces progresistas subrayan la importancia de mantener la autonomía del Estado en políticas públicas y de continuar con la exigencia de justicia para las víctimas de abusos.
En regiones y comunidades eclesiásticas, el encuentro ha generado expectativas sobre una mayor cooperación en temas sociales y ambientales, aunque con prudencia ante las tensiones no resueltas.
El desencuentro con Meloni: un contrapunto en la agenda internacional
No menos relevante fue la ausencia de una reunión entre Boric y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, debido a su participación en la Cumbre por la Paz en El Cairo. Este episodio, aunque explicado como un choque de agendas, añade una capa de complejidad a la diplomacia chilena en Europa y refleja las dificultades de un gobierno que navega entre múltiples frentes.
Conclusiones y consecuencias
Este encuentro entre Boric y el Papa León XIV no es solo un episodio diplomático, sino un espejo de las contradicciones y esperanzas que atraviesan a Chile hoy. La Iglesia enfrenta un desafío de legitimidad que no puede soslayar, mientras el Gobierno intenta equilibrar respeto y autonomía en un país plural y en transformación.
La invitación papal abre un espacio para el diálogo, pero también pone en evidencia las diferencias que persisten en torno a derechos y valores. En el plano internacional, la postura de Chile ante conflictos como Gaza y sus relaciones con actores globales muestran una política exterior que busca humanismo sin ingenuidad.
En definitiva, esta reunión fue un escenario donde se confrontaron heridas del pasado, urgencias del presente y visiones para el futuro, dejando a Chile y a sus observadores en la tarea de reflexionar sobre cómo construir puentes en medio de la diversidad y el conflicto.
2025-09-21