
Un giro inesperado en la política chilena se ha ido gestando en los últimos meses, con la Democracia Cristiana (DC) mostrando señales claras de acercamiento a Jeannette Jara, candidata presidencial del Partido Comunista (PC). El 15 de julio de 2025, Eric Aedo, vicepresidente de la Cámara de Diputados y militante DC, afirmó que se está "construyendo un acuerdo bien interesante" para apoyar a Jara, una postura que, aunque no unánime, refleja una voluntad de recomposición en la centroizquierda chilena.
La DC, históricamente un pilar del centro político chileno, ha experimentado una crisis de identidad desde la disolución de la Nueva Mayoría. La junta nacional de la falange debía decidir su postura presidencial el 26 de julio de 2025, en medio de un escenario electoral fragmentado y polarizado. Aedo y otros sectores dentro del partido han impulsado la idea de formar una alianza renovada con el PC y el Frente Amplio, buscando evitar la dispersión que debilitó a la izquierda en elecciones anteriores.
"No es fácil, pero estamos transmitiendo que no solo yo, también otras personas están construyendo este acuerdo", señaló Aedo, evidenciando la existencia de un debate interno profundo. Mientras algunos militantes ven en Jara una oportunidad para recuperar protagonismo y relevancia, otros temen perder la autonomía histórica del partido y ser absorbidos por fuerzas más radicales. Este choque refleja una tensión entre la tradición centrista y la necesidad de adaptarse a un nuevo mapa político.
En regiones donde la DC aún mantiene fuerte presencia, la noticia ha generado expectativas y recelos. Por un lado, sectores sociales que valoran la experiencia y pragmatismo de la falange ven con esperanza esta alianza, esperando estabilidad y gobernabilidad. Por otro, comunidades más críticas alertan sobre la posible dilución de los valores democratacristianos y un viraje hacia políticas más ideologizadas.
Especialistas en ciencias políticas destacan que esta movida puede ser un intento de evitar la fragmentación electoral de la izquierda, que en las últimas elecciones ha favorecido a la derecha y a candidaturas populistas. Sin embargo, advierten que la alianza no está exenta de riesgos: "La DC debe equilibrar su legado con las demandas actuales, o corre el riesgo de perder su base histórica", comenta la politóloga María Fernández.
A tres meses del inicio formal de la campaña presidencial, la decisión de la DC podría cambiar las reglas del juego. El apoyo a Jeannette Jara implica no solo una alianza electoral, sino un replanteamiento del espectro político de centroizquierda en Chile. Esta coalición emergente podría consolidar un bloque más cohesionado, pero también podría profundizar divisiones internas y generar desafección en sectores moderados.
Lo que está en juego no es solo una candidatura, sino la supervivencia y el rumbo de un partido centenario que busca reinventarse. La DC enfrenta el desafío de reconciliar su historia con las demandas de una sociedad diversa y polarizada. La apuesta por Jeannette Jara es una apuesta arriesgada que puede redefinir la política chilena en los años venideros, marcando un antes y un después en las alianzas de izquierda y en la configuración del poder.
En definitiva, este episodio expone la complejidad de la política chilena contemporánea: un escenario donde las certezas se disuelven y las alianzas se reconfiguran en un juego de poder que mantiene a la ciudadanía expectante y a los actores políticos en un coliseo de tensiones y esperanzas.