La guerra en Ucrania sigue sin final claro: Rusia aliviada pero no dispuesta a ceder ante nuevas sanciones

La guerra en Ucrania sigue sin final claro: Rusia aliviada pero no dispuesta a ceder ante nuevas sanciones
Internacional
Europa
2025-11-21
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- Rusia mantiene su estrategia de ganar tiempo pese a amenazas de sanciones.

- Estados Unidos endurece su postura, pero sin lograr un cambio decisivo en el Kremlin.

- El conflicto se prolonga con costos visibles y sin señales claras de resolución.

Un conflicto que se estira sin tregua. Desde la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, el escenario bélico europeo ha vivido un ciclo de tensiones, sanciones y negociaciones frustradas. A más de tres años de iniciado el conflicto, la amenaza de nuevas sanciones arancelarias por parte de Estados Unidos, anunciadas en julio de 2025, no ha logrado quebrar la estrategia del Kremlin, que más bien parece haberse sentido aliviado por el margen de maniobra otorgado para presentar contrapropuestas y retrasar la implementación de dichas medidas.

La paradoja del endurecimiento y la calma en Moscú. Mientras Washington endurece su discurso y sus acciones —con anuncios públicos del entonces presidente Trump sobre nuevos envíos de armas a Ucrania y la imposición de aranceles—, el mercado ruso reaccionó con una subida en la bolsa de Moscú, reflejando una percepción de que las sanciones no serían tan inmediatas ni drásticas como se esperaba. “Rusia y Estados Unidos se encaminan hacia una nueva ronda de confrontación por Ucrania”, advertía un tabloide ruso, pero el mismo Kremlin mostraba una mezcla entre frustración y cálculo frío, insistiendo en que quiere la paz, pero a su manera y bajo condiciones que incluyen el cese del apoyo militar occidental a Kiev.

Diversas miradas, un mismo escenario de estancamiento. Desde la perspectiva occidental, la invasión es una agresión injustificada que debe ser contenida y revertida mediante presión económica y apoyo militar a Ucrania. En cambio, Moscú justifica la guerra como una defensa ante amenazas externas, especialmente por la expansión de la OTAN y el apoyo occidental a Ucrania. Esta disonancia fundamental ha impedido acuerdos duraderos. En Chile y América Latina, el conflicto ha generado debates intensos sobre soberanía, geopolítica y el rol de las grandes potencias, con voces que oscilan entre la condena explícita a Rusia y llamados a la diplomacia y el diálogo.

Ciudadanos atrapados en la tragedia ajena. Mientras los líderes juegan su partida, la población ucraniana sufre las consecuencias más directas: desplazamientos masivos, destrucción de infraestructura y una crisis humanitaria que ya supera los tres años. En Rusia, la economía enfrenta sanciones, pero también estrategias de resiliencia que han mitigado impactos inmediatos, generando una sensación de resistencia prolongada más que de derrota próxima.

Conclusiones visibles y verdades ineludibles. La guerra en Ucrania no muestra señales claras de una pronta resolución. Las sanciones y la presión internacional han modificado el terreno, pero no han logrado el objetivo de forzar a Rusia a ceder. El Kremlin mantiene su narrativa y sus condiciones, mientras Occidente sostiene su apoyo a Kiev, en un juego de desgaste que parece no tener un ganador definido. Este estancamiento obliga a repensar las estrategias diplomáticas y la búsqueda de soluciones que incluyan a todas las partes, reconociendo la complejidad y las múltiples aristas del conflicto. La tragedia humana, la geopolítica y la economía global seguirán entrelazadas en esta historia, que lejos de cerrarse, sigue desplegándose en un escenario donde la paciencia y la estrategia se imponen a la inmediatez y la retórica.

Fuentes: BBC News Mundo, análisis de corresponsales en Moscú y Washington, informes económicos y testimonios de organizaciones humanitarias.