Importaciones agrícolas en Chile: ¿Seguridad sanitaria o apertura sin control?

Importaciones agrícolas en Chile: ¿Seguridad sanitaria o apertura sin control?
Actualidad
Política
2025-11-21
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- Conflicto entre autoridades y sector agrícola sobre la permisividad en importaciones desde Perú.

- Garantías técnicas del SAG frente a denuncias de riesgos fitosanitarios.

- Impacto regional y nacional en la competitividad y protección del mercado agrícola chileno.

Un choque de visiones se ha instalado en el debate público chileno desde mediados de 2025, cuando senadores de oposición denunciaron una supuesta permisividad del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) frente a las importaciones agrícolas provenientes del Perú. Estas acusaciones se centraron en la presunta amenaza que representaría la entrada de productos con plagas cuarentenarias, especialmente moscas de la fruta, que podrían poner en riesgo la sanidad vegetal nacional.

El SAG, por su parte, respondió con un comunicado oficial que busca poner paños fríos a la controversia y reafirmar la rigurosidad de sus protocolos. 'Desde 1995 Chile es reconocido como país libre de moscas de la fruta, clave del prestigio y competitividad de nuestra agricultura', afirmó Rodrigo Sotomayor Cabrera, Director Nacional (s) del SAG.

El organismo detalla que toda fruta que ingresa por la frontera de Chacalluta es inspeccionada minuciosamente y que los envíos autorizados deben cumplir estrictos tratamientos cuarentenarios en origen, prohibiéndose tratamientos en Chile.

Este enfrentamiento no es solo técnico, sino político y regional. Desde la perspectiva de los senadores críticos, la apertura a naranjas peruanas y otros productos representa un riesgo para los agricultores locales, quienes temen perder mercado ante la competencia extranjera y la posible introducción de plagas que podrían devastar cultivos nacionales.

En contraste, el SAG y sectores vinculados a la integración comercial defienden que la apertura se hace bajo criterios técnicos internacionales, salvaguardando la sanidad y la competitividad.

La región de Arica y Parinacota emerge como un actor clave en esta disputa. Según el SAG, las medidas adoptadas permiten que el 97% de la actividad agrícola se desarrolle con normalidad, tanto para exportación como para consumo interno, desmintiendo la idea de que la presencia de brotes de mosca de la fruta impida la producción o exportación desde el norte chileno.

'No es correcto, como afirman los parlamentarios, que la presencia de brotes de mosca de la fruta impida la exportación de productos desde el norte de Chile', enfatiza el SAG.

Sin embargo, agricultores y representantes regionales sostienen que la realidad en terreno es más compleja. La coexistencia con plagas cuarentenarias genera incertidumbre y costos adicionales para mantener los estándares sanitarios, afectando la rentabilidad y la percepción de seguridad en los mercados internacionales.

Este episodio refleja una tensión más amplia en Chile: el equilibrio entre apertura comercial y protección de sectores productivos estratégicos. Mientras la globalización y los acuerdos internacionales exigen flexibilización, la defensa de la producción nacional y la sanidad vegetal se vuelven temas sensibles, con impactos directos en economías locales y políticas nacionales.

¿Qué se puede concluir hasta ahora?

- El SAG mantiene una postura técnica y de cumplimiento normativo, respaldada por organismos internacionales, que garantiza un control riguroso de las importaciones.

- La crítica política y social pone en evidencia las preocupaciones legítimas de productores y regiones afectadas, que perciben riesgos y desigualdades en la competencia.

- La disputa no se resolverá con declaraciones, sino con diálogo multisectorial, monitoreo constante y políticas que integren protección sanitaria con desarrollo económico.

En definitiva, la controversia sobre las importaciones agrícolas no es solo un asunto de plagas o protocolos, sino un espejo de las tensiones que enfrenta Chile en su inserción global y la defensa de su identidad productiva. El desafío está en construir un camino que no sacrifique ni la salud de sus cultivos ni la viabilidad de sus agricultores, en un escenario donde cada actor juega su papel en este coliseo de intereses contrapuestos.