
Entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre de 2025, Santiago fue el escenario de la décima edición de la Semana de la Energía, el foro más relevante de América Latina y el Caribe en materia energética. La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) convocó a autoridades de 27 países, representantes del sector privado, la academia, comunidades y organismos multilaterales, para debatir sobre descarbonización, inteligencia artificial aplicada al sector y la integración energética regional.
Desde el inicio, el evento mostró un contraste palpable entre el optimismo tecnológico y las demandas sociales. 'Este foro es una oportunidad para acelerar una transición energética que sea no solo eficiente, sino justa e inclusiva', señaló el secretario ejecutivo de OLADE, Andrés Rebolledo. Sin embargo, voces críticas de organizaciones sociales y académicos advirtieron sobre 'los riesgos de invisibilizar los impactos territoriales y sociales en comunidades vulnerables', especialmente en zonas rurales y pueblos originarios.
Este choque de perspectivas se expresó en debates intensos sobre la implementación de energías renovables, el uso de inteligencia artificial para la gestión de la demanda y la planificación territorial baja en carbono. Mientras el Ministerio de Energía destacó que 'Chile lidera la región con un 60% de capacidad instalada en energías renovables no convencionales', expertos en justicia ambiental señalaron que 'la concentración de proyectos en ciertas regiones ha generado conflictos socioambientales que aún no se resuelven'.
En el plano político, el foro evidenció diferencias en la visión sobre la integración energética. Países con economías más dependientes de combustibles fósiles mostraron reticencia a acelerar la descarbonización, mientras que Chile y otros líderes renovables impulsaron agendas más ambiciosas. Esta tensión marcó el desarrollo de la LV Reunión de Ministros de Energía de OLADE, donde se discutieron los plazos y mecanismos para cumplir con los compromisos climáticos regionales.
Además, la participación activa de comunidades y organizaciones civiles en eventos paralelos como “Desafíos socioterritoriales para la Transición Energética” puso sobre la mesa la necesidad de un enfoque multisectorial que integre las voces locales en la toma de decisiones. Estas instancias revelaron que, aunque la tecnología y la inversión son cruciales, la sostenibilidad social es un componente aún en construcción.
La Semana de la Energía 2025 dejó en evidencia que Chile mantiene un liderazgo indiscutible en energías limpias en América Latina, consolidado por avances en solar, hidrógeno verde y electromovilidad. Sin embargo, la transición energética no es un camino lineal ni exento de conflictos.
La coexistencia de intereses económicos, políticos y sociales genera un escenario complejo donde la justicia ambiental y la participación ciudadana se convierten en ejes centrales para evitar que la transición profundice desigualdades históricas. El desafío para Chile y la región será construir políticas que articulen innovación tecnológica con inclusión social y respeto a los territorios.
En definitiva, este foro no solo fue un espacio para exhibir logros, sino un coliseo donde se enfrentaron visiones encontradas sobre el futuro energético de América Latina. La catarsis colectiva invitó a reconocer que la transición energética, aunque inevitable, debe ser un proceso deliberado, plural y consciente de sus múltiples impactos.
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Fuentes: Reporte Minero, declaraciones oficiales de OLADE y Ministerio de Energía, análisis de organizaciones sociales y académicos especializados en transición energética y justicia ambiental.
2025-11-08