Texas intensifica su control migratorio y enfrenta crisis humanitaria: un estado en tensión y contradicciones

Texas intensifica su control migratorio y enfrenta crisis humanitaria: un estado en tensión y contradicciones
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-22
Fuentes
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- Operación Lone Star 2.0 convierte a Texas en un estado policial de inmigración.

- Centros de detención con graves violaciones a derechos humanos y condiciones precarias.

- Inundaciones y gestión federal: el desastre natural revela la fragilidad y controversias en la respuesta estatal y federal.

Texas, epicentro de un pulso político y social que ha escalado durante 2025, enfrenta una compleja encrucijada donde la seguridad, la política migratoria y la crisis humanitaria se entrelazan en un escenario de tensiones crecientes.

Desde principios de año, el Departamento de Seguridad Pública de Texas ha arrestado a más de 3.100 migrantes indocumentados en el marco de la llamada Operación Lone Star 2.0, una estrategia estatal que ha asumido funciones tradicionalmente federales en materia migratoria. Este despliegue, liderado por el gobernador Greg Abbott, ha sido justificado como un esfuerzo para "asegurar la frontera y combatir el crimen transnacional". Sin embargo, expertos legales y organizaciones civiles advierten que esta operación ha convertido a Texas en un "estado policial de inmigración", con graves consecuencias para la relación entre las comunidades migrantes y las fuerzas del orden.

El costo financiero de Lone Star supera los 11.000 millones de dólares, cifra que supera ampliamente el presupuesto estatal destinado a educación superior o salud infantil. Esta inversión masiva ha sido criticada por organizaciones como la ACLU y el Immigrant Legal Resource Center, que denuncian prácticas raciales y detenciones arbitrarias que afectan a personas sin antecedentes criminales relevantes.

Al mismo tiempo, la inauguración apresurada del centro de detención Camp East Montana, en la base militar Fort Bliss, ha desatado una ola de denuncias por violaciones a los derechos humanos. Un informe interno del ICE reveló más de 60 infracciones en los primeros 50 días de funcionamiento, incluyendo hacinamiento extremo, falta de acceso a atención médica adecuada, y limitaciones para que los detenidos contacten a sus abogados.

"Te tiran al piso en una colchoneta de 5 cm, sin almohada, con 20 reclusos más, y permaneces encerrado las 24 horas", relató Ricardo Quintana, inmigrante peruano que estuvo 24 días en el centro antes de solicitar su deportación. Estas condiciones, según activistas, responden a una estrategia estatal para presionar a los migrantes a renunciar a sus procesos legales.

La crisis migratoria se suma a la reciente tragedia natural que golpeó Texas en julio, cuando inundaciones catastróficas dejaron al menos 134 muertos y más de 100 desaparecidos. La respuesta federal, a cargo de FEMA, estuvo marcada por demoras y falta de recursos, en un contexto donde la administración Trump impulsaba la reducción y eventual desmantelamiento de la agencia.

Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional y supervisora de FEMA, impuso una política que requería su aprobación personal para gastos superiores a 100.000 dólares, retrasando el despliegue de equipos de rescate más de 72 horas tras la inundación. Este hecho generó críticas severas y demandas de investigación por parte de legisladores demócratas, quienes cuestionaron la eficacia y prioridades del gobierno federal.

Mientras tanto, el gobernador Greg Abbott y el presidente Trump combinaron mensajes de fe y gestión, con Abbott enfatizando la importancia de la oración en medio de la tragedia, y Trump anunciando la declaración de estado de desastre para facilitar la llegada de recursos.

Este escenario revela un Texas que, en palabras de expertos, ha adoptado un modelo autoritario en materia migratoria y una gestión estatal que prioriza la política sobre la protección de derechos y bienestar social. La tensión entre el poder estatal y federal, la crisis humanitaria y la presión política configuran un complejo tablero donde las consecuencias para miles de personas son palpables.

Diferentes perspectivas:

- Desde el gobierno texano y sus aliados republicanos, la estrategia de seguridad y control migratorio es vista como necesaria para proteger la soberanía y combatir el crimen organizado.

- Organizaciones de derechos humanos y expertos legales denuncian la erosión de garantías constitucionales, el aumento de la violencia institucional y el daño irreparable a las comunidades migrantes.

- En el plano federal, la administración Trump ha oscilado entre el desmantelamiento de FEMA y la necesidad de responder a desastres naturales, reflejando una incoherencia que ha afectado la confianza ciudadana.

Conclusiones:

La Operación Lone Star y la apertura de centros de detención con graves irregularidades evidencian un giro hacia políticas estatales de mano dura que exceden los límites constitucionales y generan un impacto humanitario significativo. La respuesta a las inundaciones en Texas expone, además, las debilidades de un sistema federal de emergencias debilitado por recortes y decisiones políticas.

Este conjunto de hechos plantea un desafío para la democracia estadounidense: cómo equilibrar la seguridad y la soberanía con el respeto a los derechos humanos y el bienestar social, en un contexto de polarización y crisis múltiple.

La historia de Texas en 2025 es, en definitiva, la historia de un estado que se redefine a sí mismo a través de la confrontación, la controversia y la tragedia, con consecuencias que trascienden sus fronteras y que invitan a una reflexión profunda sobre los límites del poder y la justicia.