Sismo en Calama: un temblor menor que reabre viejas heridas sísmicas en el norte chileno

Sismo en Calama: un temblor menor que reabre viejas heridas sísmicas en el norte chileno
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-22
Fuentes
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- Magnitud moderada: sismo 4.0 que no causó daños graves.

- Reacciones diversas: desde la calma institucional hasta la preocupación ciudadana.

- Contexto histórico: Chile y su eterna danza con la tierra bajo sus pies.

El 13 de julio de 2025, a las 05:01 horas, la tierra volvió a recordar a la ciudad de Calama que su suelo es un actor siempre presente, aunque a veces silencioso, en la vida de sus habitantes. Un sismo de magnitud 4.0 con epicentro a 34 kilómetros al sur de la ciudad y a 100 kilómetros de profundidad sacudió la zona, según reportó el Centro Sismológico Nacional.

La intensidad del movimiento fue leve pero perceptible, suficiente para activar protocolos de emergencia y revivir en la memoria colectiva el espectro de temblores mayores que han marcado la historia chilena.

Desde el gobierno regional, la respuesta fue inmediata pero mesurada. “No hay daños materiales ni heridos reportados, pero la alerta nos recuerda la importancia de estar siempre preparados,” declaró la intendenta de la Región de Antofagasta. En contraste, voces ciudadanas expresaron inquietud y una sensación de vulnerabilidad latente, especialmente en sectores con viviendas precarias.

Este episodio, aunque menor, no puede desligarse del amplio contexto sísmico que caracteriza a Chile. La memoria nacional está anclada en tragedias como el terremoto de Valdivia de 1960 (magnitud 9.5), el más fuerte registrado en la historia, que dejó miles de muertos y un tsunami devastador. También el 27F de 2010, que con una magnitud 8.8 sorprendió a la población del Maule y Biobío, recordando la fragilidad ante la fuerza de la naturaleza.

Las perspectivas sobre este último sismo en Calama divergen. Desde el ámbito político, algunos sectores enfatizan la necesidad de reforzar la infraestructura y los sistemas de alerta temprana en el norte, una zona menos acostumbrada a temblores frecuentes en comparación con el centro y sur del país. Otros, en cambio, advierten que la constante repetición de alertas podría generar una fatiga social que termine por disminuir la respuesta ciudadana en caso de un evento mayor.

En términos sociales, la preocupación se centra en las comunidades vulnerables, donde la calidad de la construcción y el acceso a información confiable no siempre están garantizados. Las ONG locales han hecho un llamado a reforzar la educación en gestión de riesgos, señalando que “la preparación es la mejor defensa contra la tragedia.”

Por último, desde el punto de vista científico, este temblor aporta datos valiosos para la comprensión de la actividad tectónica en la región de Antofagasta, un área que, aunque menos sísmica que otras, está inserta en el cinturón de fuego del Pacífico y por tanto sujeta a movimientos inesperados.

En definitiva, este sismo de magnitud 4.0 en Calama no dejó víctimas ni daños materiales significativos, pero abrió un espacio de reflexión sobre la relación de Chile con su geografía y la necesidad de mantener una cultura de prevención activa y adaptada a las realidades regionales. La tierra habló esta vez con un susurro, pero el recuerdo de sus gritos pasados sigue resonando en la conciencia nacional.