
Un fenómeno global con rostro local
El pasado 11 de julio de 2025, la candidata del Socialismo Democrático, Carolina Tohá, sufrió una derrota electoral que marcó un punto de inflexión para la socialdemocracia chilena. Lejos de ser un hecho aislado, este fracaso se inscribe en una crisis que sacude a las socialdemocracias en diversas latitudes, desde Europa hasta América del Norte. En Chile, esta derrota ha encendido un debate que va más allá de los números y las listas: pone en cuestión la vigencia, la identidad y la capacidad de renovación de un proyecto político que durante décadas fue pilar del centroizquierda.
El desgaste de un modelo y sus causas
La socialdemocracia se construyó históricamente sobre la aceptación del capitalismo, pero con una fuerte regulación y un Estado de Bienestar que garantizara derechos básicos como salud, educación y pensiones. Sin embargo, en el siglo XXI, este modelo ha enfrentado desafíos que lo han dejado en jaque. Por un lado, factores externos como la polarización política global, el envejecimiento de su electorado y la irrupción de liderazgos populistas que capitalizan la rabia y la fragmentación social.
“Mientras los populistas radicales usan un lenguaje simple y emocional, la socialdemocracia habla en conceptos que parecen etéreos y abstractos, desconectados de la realidad cotidiana”, señala un analista político consultado para este informe.
Por otro lado, problemas internos profundos han erosionado su base. La deriva identitaria, con un énfasis creciente en lo identitario por sobre lo universalista, ha alejado a sectores tradicionales, especialmente a las clases trabajadoras. Además, la llamada “Tercera Vía” de los años 90, que buscaba una adaptación al neoliberalismo, ha sido criticada por diluir el carácter transformador del proyecto socialdemócrata.
Perspectivas en pugna: ¿renovación o eutanasia política?
El escenario actual es un coliseo donde se enfrentan visiones encontradas. Algunos actores, preocupados por la agonía del partido, proponen una rápida asimilación a candidaturas de coaliciones más amplias, como la de Jeannette Jara, sin condiciones políticas claras. Esta postura, centrada en la supervivencia electoral y el acceso a cargos, es vista por críticos como una forma de eutanasia política.
“La socialdemocracia no puede darse por muerta; debe reinventarse y asumir riesgos, incluso el de perder elecciones, para recuperar su relevancia”, afirma Carlos Ominami, uno de los referentes históricos que aboga por una segunda renovación socialista.
Esta renovación debería incorporar temas urgentes y actuales: la precariedad laboral en la economía informal, la crisis de natalidad, el desempleo femenino y una política migratoria que no evada debates complejos. Además, se requiere un replanteamiento del Estado de Bienestar para el siglo XXI, que integre nuevas tecnologías y estilos de vida diversos.
Voces ciudadanas y regionales: el pulso social
En regiones y barrios populares, la percepción es ambivalente. Por un lado, hay nostalgia por un Estado que garantizaba derechos y estabilidad. Por otro, una creciente desconfianza hacia los partidos tradicionales que parecen distantes y desconectados.
“Queremos que nos escuchen de verdad, no solo promesas vacías ni discursos técnicos que no llegan a nuestro día a día”, comenta una dirigente social de la Región del Biobío.
Esta voz refleja un desafío para la socialdemocracia: construir un relato y una praxis que conecten con las demandas reales y cotidianas de las mayorías.
Conclusiones y verdades a medias
La crisis de la socialdemocracia en Chile no es solo electoral. Es un desafío existencial que convoca a una reflexión profunda sobre su identidad, su legado y su futuro. La derrota de Carolina Tohá no es el fin, pero sí una llamada de atención para que se abandone la comodidad de lo conocido y se asuma la complejidad del presente.
La socialdemocracia debe decidir si seguirá siendo un actor relevante en la política chilena o si, por el contrario, se resigna a desaparecer como fuerza autónoma, absorbida por otras coaliciones o discursos. Este dilema, lejos de ser exclusivo de Chile, refleja una tensión global entre tradición y renovación, entre la sobriedad y la emoción, entre la universalidad y la identidad.
En definitiva, el coliseo está abierto y los actores están en escena. El público observa atento, consciente de que la tragedia o la renovación de la socialdemocracia influirá en el rumbo político y social de Chile en los próximos años.
---
Fuentes:
- Análisis de La Tercera, 12 de julio de 2025.
- Entrevistas a analistas políticos y dirigentes sociales.
- Estudios comparados sobre socialdemocracia en Europa y América Latina.
2025-11-02