La encrucijada del vino chileno: volumen en caída y la lucha por el valor

La encrucijada del vino chileno: volumen en caída y la lucha por el valor
Economía
Empresas y Negocios
2025-11-22
Fuentes
www.df.cl www.latercera.com www.df.cl www.df.cl www.latercera.com www.df.cl www.df.cl www.df.cl www.df.cl www.df.cl www.df.cl www.df.cl www.latercera.com tierramarillano.cl

- Caída en volumen de exportación tras décadas de liderazgo.

- Brecha entre volumen y valor percibido, especialmente en China.

- Debate sobre estrategia: volumen versus construcción de marca y valor simbólico.

En 2023, Chile exportó 793 millones de litros de vino, cifra que representa una caída del 2,9% en volumen respecto al año anterior. Este dato, aunque numéricamente modesto, simboliza un punto de inflexión para una industria que durante décadas se ha sostenido en la lógica del volumen y la competitividad en precios.

La paradoja chilena se manifiesta con crudeza en el mercado chino, uno de los principales destinos: Chile es el mayor proveedor en volumen con 93,93 millones de litros, pero apenas ocupa el tercer lugar en valor, con un precio promedio de USD 1,90 por litro. En contraste, competidores como Francia exportan menos litros pero a precios cinco veces superiores, reflejando una percepción de valor muy distinta.

Este fenómeno ha abierto un debate intenso entre los actores del sector y los analistas económicos. Por un lado, la mirada tradicional insiste en mantener la producción masiva como herramienta para sostener la presencia internacional y los ingresos en divisas. Por otro, emergen voces que exigen una transformación profunda: dejar atrás la etiqueta de "vino bueno y barato" para construir marcas con relato, identidad y diferenciación emocional.

El académico Eduardo Barrueto Mercado, de la Universidad Andrés Bello, ha sido una de las voces más influyentes en este debate. En su estudio presentado en la Conferencia Anual de la European Association of Wine Economists, señala que el puntaje de cata, el origen y la narrativa asociada a cada vino son factores decisivos en la percepción de valor por parte del consumidor. Esto implica un giro estratégico hacia atributos creados, donde el valor simbólico y la conexión emocional juegan un rol tan importante como las características técnicas del producto.

Desde el sector empresarial, las opiniones se dividen. Grandes exportadores y cooperativas tradicionales muestran cautela ante un cambio abrupto que podría afectar sus volúmenes y márgenes actuales. En cambio, bodegas boutique y productores emergentes ven en la apuesta por la calidad, la sostenibilidad y el enoturismo una oportunidad para diferenciarse y acceder a nichos premium.

En términos regionales, zonas vitivinícolas como el Valle de Colchagua y el Valle del Maule enfrentan desafíos particulares. Mientras algunas han avanzado en certificaciones orgánicas y prácticas sustentables, otras luchan contra la presión de la producción masiva y la erosión del valor de marca.

Los consumidores, por su parte, muestran una evolución clara: cada vez más exigentes, informados y sensibles a aspectos como la sustentabilidad, la historia detrás del vino y la experiencia de consumo. Esta tendencia, aunque evidente en mercados desarrollados, comienza a permear también en nuevos destinos y en segmentos jóvenes.

Al cierre de 2025, la industria chilena del vino se encuentra en una encrucijada que no admite medias tintas. El desafío es abandonar la comodidad del volumen para construir una propuesta que integre calidad, narrativa y sostenibilidad. Solo así podrá aspirar a mejorar su posicionamiento en el mercado global, elevar sus precios y asegurar su futuro.

La verdad que emerge tras meses de análisis y debates es clara: no hay crisis de calidad en el vino chileno, sino una crisis de estrategia y percepción de valor. La consecuencia, si no se actúa con decisión, será una pérdida gradual de relevancia en un mercado internacional cada vez más competitivo y sofisticado.