
En el tablero político chileno, la campaña presidencial de José Antonio Kast ha encontrado en Arturo Squella a su principal estratega y vocero, un personaje que se ha transformado en el escudo y la voz de un candidato que prefiere mantenerse al margen de las disputas más ásperas.
Desde marzo de 2025, Squella ha asumido el rol de portavoz oficial del Partido Republicano, encargándose de enfrentar los temas más complejos y polémicos que la campaña genera, mientras Kast se concentra en presentar propuestas programáticas.
Este diseño, lejos de ser casual, responde a una estrategia consciente para proteger la imagen del abanderado. En palabras de fuentes republicanas, 'Squella fue elegido para cumplir con el trabajo más sucio de la campaña, dada su experiencia y peso político dentro del círculo cercano de Kast.'
Pero esta estrategia no ha estado exenta de conflictos. La relación con otros actores políticos del sector, como Evelyn Matthei y Johannes Kaiser, ha sido tensa. El primer traspié de Squella ocurrió cuando afirmó que 'si Kaiser se baja, Kast se convierte en la candidatura más competitiva', lo que provocó un rechazo inmediato de los libertarios, quienes acusaron a Squella de hacer "política ficción".
Además, sus declaraciones recientes cuestionando la gobernabilidad interna de la candidatura oficialista de Jeannette Jara sorprendieron a la coalición de centroderecha, donde incluso Kast ha evitado confrontaciones directas.
Desde una óptica política, este choque pone en evidencia la fragmentación y la competencia interna que atraviesa la derecha chilena, donde la búsqueda de unidad para enfrentar a la izquierda se ve entorpecida por rivalidades y desconfianzas.
Por otra parte, Squella ha impulsado con insistencia un pacto parlamentario con los partidos Demócratas y Amarillos, en un intento por fortalecer la base legislativa de la derecha, aunque Chile Vamos mantiene una postura más rígida sobre la unión de fuerzas.
Desde la perspectiva social, la estrategia de mantener a Kast alejado de los conflictos apunta a proteger su imagen ante un electorado fatigado por la polarización y la confrontación constante. Sin embargo, el desgaste en la coalición y las disputas internas podrían pasar factura en la percepción ciudadana, generando dudas sobre la cohesión y la capacidad de gobernar de la derecha.
En el plano regional, la candidatura de Kast y la influencia de Squella se perciben con preocupación en sectores más moderados del país, donde la fragmentación del bloque oficialista y la falta de acuerdos claros generan incertidumbre sobre la estabilidad política futura.
En definitiva, la campaña de José Antonio Kast se juega una partida compleja, en la que Arturo Squella emerge como un jugador clave, dispuesto a asumir los embates y a marcar la agenda política de la derecha. Sus declaraciones y movimientos han puesto en evidencia las tensiones internas, la lucha por el liderazgo y las dificultades para construir un frente unido.
Las consecuencias de esta dinámica ya se reflejan en las encuestas, donde la polarización entre Kast y Jara se consolida como la principal disyuntiva electoral, mientras la fragmentación del sector oficialista amenaza con dispersar votos y debilitar la opción de la derecha.
Este escenario plantea preguntas fundamentales para el futuro político chileno: ¿podrá la derecha superar sus divisiones y presentar un frente sólido? ¿O la estrategia de mantener a Kast al margen de la confrontación directa terminará por aislarlo y debilitar su candidatura? El tiempo y las próximas semanas de campaña serán decisivos para responder a estas interrogantes.
Fuentes consultadas incluyen análisis políticos de La Tercera, declaraciones oficiales del Partido Republicano, y reportes de medios como Canal 13 y El Líbero.
2025-11-11