
El Festival de Viña del Mar 2026, que se realizará entre el 22 y 27 de febrero, ya tiene su cartel completo, confirmando una mezcla que vuelve a encender el debate sobre la tensión entre la nostalgia y la renovación artística en uno de los eventos musicales más emblemáticos de Chile y América Latina.
Mega y la productora Bizarro anunciaron la totalidad de la parrilla artística el 22 de noviembre de 2025, incluyendo nombres que han sido protagonistas en ediciones anteriores, junto a nuevas apuestas que buscan ampliar el espectro generacional y cultural del festival.
En el lado de los clásicos, el dúo inglés Pet Shop Boys se presenta como la carta anglo más sólida, con una carrera que supera las cuatro décadas y un espectáculo reconocido por su calidad y vigencia, tal como demostraron en su paso por Santiago en 2023. La cubano-estadounidense Gloria Estefan, figura pionera del crossover latino, hará su debut en solitario en la Quinta Vergara tras su histórica presentación con Miami Sound Machine en 1983.
Mon Laferte confirmó su presencia, sumándose a su retorno tras actuaciones en 2017 y 2020. En sus propias palabras, la cantante chilena afirmó: 'Siempre que me inviten a Viña voy a venir', reconociendo la importancia del festival en su carrera.
El colombiano Juanes, con una relación estrecha y duradera con Viña, también vuelve a la Quinta Vergara, sumando a su trayectoria impecable y a éxitos recientes.
El festival continúa consolidando la presencia de la música urbana, con exponentes nacionales como Pablo Chill-E, uno de los máximos referentes del trap chileno, y figuras internacionales como el argentino Paulo Londra y el joven fenómeno Milo J. Esta apuesta refleja un giro hacia la inclusión de géneros que capturan la atención de audiencias jóvenes y amplían el alcance del evento.
Además, la cumbia argentina está representada por el grupo Ke Personajes, que ha ganado popularidad en Chile y aporta un sabor regional que conecta con el público veraniego.
Una novedad relevante es el debut del K-pop en el festival con la banda surcoreana femenina NMIXX, marcando un intento claro de ampliar la vitrina hacia plataformas y públicos más globalizados y jóvenes.
Por otro lado, la inclusión de Matteo Bocelli, hijo del tenor Andrea Bocelli, en plan solista, refleja la tradición del festival de presentar artistas europeos con perfiles singulares, aunque con menor arraigo en el público local.
La confirmación del cartel ha reactivado críticas recurrentes sobre la supuesta repetición de artistas y la falta de renovación. Sectores del público y la crítica apuntan que nombres como Juanes y Mon Laferte ya han sido vistos en el escenario viñamarino y que el festival debería apostar más por novedades.
Un artículo publicado por La Tercera señaló que “la nostalgia va indisolublemente ligada a la percepción de haber sido testigo en edades juveniles de instancias inigualables”, y que la crítica a la repetición es un fenómeno global que afecta también a festivales como Montreaux o Roskilde.
Por su parte, desde la organización, el director ejecutivo Daniel Merino aclaró que la parrilla llevaba semanas completa y que el anuncio se pospuso para no competir con la agenda electoral, asegurando que 'se viene una versión espectacular'.
El Festival de Viña 2026 reafirma la compleja ecuación que enfrenta cualquier evento masivo: equilibrar la demanda de un público diverso que busca tanto la reafirmación en estrellas consagradas como la exploración de nuevos sonidos y generaciones.
La programación refleja un compromiso por mantener el legado histórico del festival mientras se abre a la música urbana, la diversidad regional y la globalización cultural. Sin embargo, la persistente crítica sobre la repetición de artistas y la nostalgia indica que este equilibrio sigue siendo frágil y objeto de debate.
Este fenómeno no es exclusivo de Chile, sino que se inscribe en un patrón global donde festivales con décadas de historia lidian con la tensión entre tradición y modernidad, público envejecido y nuevas audiencias.
En definitiva, Viña 2026 se presenta como un escenario donde se confrontan esas fuerzas, y el público, como espectador y actor, decidirá si la fórmula logra sostener la magia que ha hecho del festival un ícono cultural, o si requiere de una reinvención más profunda para los tiempos que vienen.
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Fuentes: Cooperativa.cl, La Tercera, declaraciones oficiales del director Daniel Merino, entrevistas con artistas, análisis de programación musical.