El auge y la batalla de los drones en la guerra de Ucrania: cómo Irán, Rusia y Occidente redefinen el combate aéreo

El auge y la batalla de los drones en la guerra de Ucrania: cómo Irán, Rusia y Occidente redefinen el combate aéreo
Internacional
Conflictos
2025-11-22
Fuentes
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- Drones iraníes Shahed: bajo costo, producción masiva y eficacia en ataques precisos.

- Rusia y su industria local: adaptación y manufactura propia con componentes chinos.

- Occidente y la innovación: desarrollo de modelos más avanzados pero costosos, en medio de una carrera tecnológica y estratégica.

El conflicto en Ucrania ha dejado en evidencia una transformación profunda en la guerra aérea. Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, el uso masivo de drones, especialmente los de diseño iraní Shahed-136, ha marcado un cambio en las tácticas militares. Estos aparatos, caracterizados por su bajo costo —entre 35.000 y 60.000 dólares por unidad— y su capacidad para producción en masa, han permitido a Rusia sortear las defensas antiaéreas ucranianas mediante ataques de saturación. Como señala James Patton Rogers, experto del Instituto de Política Tecnológica de la Universidad de Cornell, “los ataques de saturación de precisión, baratos y de largo alcance, son una de las mayores amenazas para la seguridad internacional”.

La estrategia rusa: adaptación y producción local

Aunque inicialmente dependiente de la compra a Irán, Rusia ha desarrollado un megacomplejo industrial en Alabuga, Tatarstán, para fabricar localmente estos drones, bautizados como Geran. Según investigaciones recientes, esta planta ha incrementado la producción utilizando componentes chinos, lo que evidencia una cadena de suministro globalizada y compleja. La forma triangular característica de los Shahed facilita una manufactura sencilla y económica, reduciendo la necesidad de componentes estructurales complejos. Esto contrasta con los drones occidentales, que aunque más sofisticados, enfrentan costos laborales y materiales significativamente mayores.

Occidente y la carrera por la innovación

Frente a esta amenaza, Estados Unidos, Europa y otros países han intensificado sus esfuerzos para desarrollar drones similares. En 2025, se exhibieron en el Pentágono 18 prototipos de drones inspirados en el diseño Shahed, como el Lucas de SpektreWorks y el Arrowhead de Griffon Aerospace. Sin embargo, el costo por unidad puede superar los 50.000 dólares, y la infraestructura necesaria para su producción y despliegue es considerablemente más compleja que la rusa.

Esta disonancia entre costo y rendimiento genera tensiones estratégicas: mientras Occidente apuesta por drones más veloces y con mayor autonomía —como el SkyShark británico, que puede volar a 450 km/h—, Rusia y sus aliados prefieren la saturación masiva con drones más lentos pero abundantes.

Voces en conflicto

Desde la perspectiva rusa, el uso de drones es una respuesta legítima para contrarrestar sanciones y limitaciones tecnológicas. El Ministerio de Defensa ruso ha informado sobre la destrucción de más de 150 drones ucranianos en operaciones recientes, subrayando la importancia de esta tecnología en el campo de batalla.

Por otro lado, expertos occidentales advierten que la proliferación de drones baratos y masivos puede desestabilizar la seguridad global. Steve Wright, asesor británico en diseño de drones, señala que “el diseño del ala triangular permite una producción en masa económica, lo que podría cambiar las reglas del juego en conflictos futuros”.

Consecuencias y reflexiones finales

El conflicto ucraniano ha acelerado una revolución silenciosa en la guerra aérea: los drones de bajo costo y producción masiva están desplazando a armamentos tradicionales más caros y complejos. Esta realidad plantea una serie de desafíos para la seguridad internacional, desde la proliferación de tecnologías accesibles para actores estatales y no estatales, hasta la necesidad de repensar las defensas antiaéreas.

En definitiva, la guerra en Ucrania no solo redefine territorios, sino que también moldea el futuro del combate, donde la economía, la tecnología y la estrategia se entrelazan en un duelo que va mucho más allá del campo de batalla inmediato.