
El pulso político chileno se intensifica mientras Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, desafía las encuestas y las dudas sembradas en la opinión pública. El 10 de julio de 2025, durante una gira por la Región del Maule, Matthei aseguró estar "empatada en el segundo lugar" y ratificó su intención de llegar a segunda vuelta, contrariando pronósticos que la situaban fuera de competencia. Su declaración no fue un simple acto de optimismo, sino una respuesta directa a la narrativa que la daba por caída en la carrera presidencial.
Desde entonces, el escenario electoral ha mostrado una dinámica compleja. Encuestas recientes, como la Plaza Pública Cadem, reflejan un liderazgo fluctuante: Jeannette Jara (PC) encabeza con 26%, seguida por José Antonio Kast (Partido Republicano) con 22%, mientras Matthei aparece desplazada al tercer lugar con 12%. Sin embargo, la candidata ha mantenido un discurso firme, apelando a un electorado moderado que, según sus palabras, rechazó ambos intentos constitucionales previos y que podría ser decisivo en la segunda vuelta.
Este enfrentamiento político no es solo un duelo entre figuras, sino un choque de visiones sobre el Chile que emerge tras años de agitación social y cambios constitucionales. Por un lado, Matthei representa a la derecha tradicional y apuesta por la estabilidad económica y la moderación política. Por otro, Jara y Kast encarnan propuestas más polarizadas, desde la izquierda comunista hasta la derecha republicana, respectivamente.
En el Maule, región que Matthei visitó, las reacciones ciudadanas son variadas. Sectores rurales y urbanos muestran inquietudes sobre empleo, seguridad y desarrollo regional, temas que la candidata ha prometido abordar con políticas económicas pragmáticas y diálogo con actores locales. Sin embargo, críticos señalan que su discurso podría no conectar con los sectores más jóvenes y movilizados socialmente, quienes buscan transformaciones más profundas.
Además, la contienda presidencial se ha visto influida por factores externos, como la reciente imposición de aranceles al cobre por parte de Estados Unidos, que Matthei ha utilizado para reforzar su propuesta de colaboración económica con el gobierno actual. Esta estrategia busca posicionarla como una figura capaz de enfrentar desafíos globales con experiencia y pragmatismo.
Desde una perspectiva política, el desafío de Matthei es doble: no solo debe remontar en las encuestas, sino también reconciliar las tensiones internas de Chile Vamos y ampliar su base electoral hacia sectores indecisos y moderados. Mientras tanto, sus rivales no bajan la guardia y continúan consolidando sus propuestas y alianzas.
Este escenario pone en evidencia la fragmentación y volatilidad del electorado chileno, que se debate entre continuidad y cambio, estabilidad y renovación. La campaña presidencial se ha transformado en un verdadero coliseo donde cada palabra, gesto y promesa se examina con lupa.
En conclusión, la afirmación de Evelyn Matthei de que está "empatada en el segundo lugar" y su convicción de pasar a segunda vuelta no solo desafían las cifras, sino que ponen en tensión la narrativa dominante. La realidad política chilena se presenta como un terreno movedizo, donde la moderación y el pragmatismo pugnan por imponerse frente a propuestas más radicales. La verdadera verdad que emerge es que la elección presidencial será un reflejo de las múltiples Chile que conviven hoy: desde el conservadurismo que busca orden hasta las fuerzas que demandan transformaciones profundas. El desenlace, lejos de estar escrito, invita a la reflexión sobre las prioridades y esperanzas de una sociedad en constante cambio.
Fuentes consultadas incluyen reportajes de La Tercera, análisis de encuestas Cadem y estudios del Centro de Estudios Públicos (CEP).