
Un octubre y noviembre marcados por incendios en edificios de Santiago han puesto en evidencia no solo la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia, sino también las tensiones y desafíos estructurales que enfrenta la capital.
Desde el 6 de octubre, cuando un incendio en un edificio residencial de Maipú dejó un fallecido, hasta el 27 de octubre, con un incendio en un subterráneo en Ñuñoa que obligó a evacuar un inmueble, la ciudad ha vivido una seguidilla de emergencias que han movilizado a cientos de bomberos y a la comunidad.
Entre estos eventos, destacan el incendio del 7 de octubre en un edificio contiguo al Ministerio de Justicia y otro en la sede del Ministerio de Vivienda, ambos en el centro de Santiago, que provocaron evacuaciones preventivas de hasta 300 personas y generaron cortes de tránsito en sectores neurálgicos.
El 17 de octubre, un incendio en el piso 18 de un edificio en Santiago Centro movilizó a diez compañías de Bomberos y llevó a la evacuación de 150 personas, con nueve atendidas por inhalación de humo, aunque sin heridos graves.
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La secuencia de incendios ha evidenciado la capacidad operativa de Bomberos de Santiago y de otros servicios de emergencia, que han desplegado a más de 200 voluntarios en algunos casos, como en el incendio del Ministerio de Justicia. El uso de ventilación forzada, el establecimiento de puestos de comando y la coordinación con Carabineros y SAMU han sido elementos clave para contener las situaciones y evitar pérdidas humanas mayores.
Sin embargo, la reiteración de estos eventos ha generado inquietud en la ciudadanía y en expertos sobre las condiciones de seguridad y prevención en edificios públicos y residenciales, especialmente en infraestructuras antiguas o con sistemas eléctricos cuestionados.
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Desde el mundo político, algunos sectores han señalado la necesidad de revisar las normativas de seguridad y los protocolos de inspección en edificios públicos, apuntando a una responsabilidad estatal en la mantención y modernización de las infraestructuras. Otros, en cambio, advierten que la responsabilidad también recae en la gestión privada y en los propios usuarios, quienes deben ser conscientes de las medidas de prevención.
“Estos incidentes nos muestran que no podemos seguir postergando la inversión en seguridad y prevención, especialmente en edificios que albergan a cientos de personas diariamente”, señaló una representante del Ministerio de Vivienda.
Por otro lado, organizaciones vecinales y sociales han puesto el foco en la desigualdad urbana, señalando que los incendios en sectores como Maipú, con un fallecido, reflejan condiciones habitacionales precarias y falta de acceso a servicios básicos de seguridad.
“No es casualidad que los siniestros más graves ocurran en barrios con menos recursos. La prevención debe ser un derecho universal, no un privilegio”, afirmó un dirigente vecinal de la zona surponiente.
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Tras el análisis de estas emergencias, se constata que:
- La rápida evacuación y coordinación entre Bomberos, SAMU y Carabineros ha sido fundamental para evitar tragedias mayores, aunque no siempre se han podido prevenir daños materiales significativos.
- La infraestructura de muchos edificios, tanto públicos como privados, muestra signos de desgaste o falta de actualización en sistemas eléctricos y de seguridad, lo que aumenta el riesgo de incendios.
- La sociedad chilena enfrenta una tensión entre la necesidad de desarrollo urbano seguro y las limitaciones presupuestarias y administrativas que dificultan la implementación de medidas efectivas.
Este ciclo de incendios invita a un debate profundo y plural sobre cómo construir ciudades más seguras, equitativas y resilientes, donde la prevención y la respuesta a emergencias no sean episodios aislados sino parte de una política pública sostenida y participativa.
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En definitiva, estos incendios en Santiago son más que simples sucesos aislados: son un espejo de las fragilidades urbanas y sociales que el país debe enfrentar con urgencia y mirada compartida.
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Fuentes: Cooperativa.cl, BioBioChile, El Informador Chile, Prensa Latina.