Rockódromo 2025: La música regional toma el centro del escenario nacional

Rockódromo 2025: La música regional toma el centro del escenario nacional
Actualidad
Cultura
2025-11-22
Fuentes
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- Diversidad regional: Bandas de Maule y Los Lagos emergen con fuerza.

- Festival con historia: 21ª edición del Rockódromo en Valparaíso.

- Conexión y visibilidad: Escenarios que potencian la música chilena fuera de Santiago.

El Rockódromo 2025, que se celebró el pasado fin de semana en Valparaíso, no solo reafirmó su lugar como uno de los festivales más emblemáticos de la música chilena, sino que también evidenció un fenómeno cultural que ha ido madurando en los últimos meses: la consolidación y proyección de las regiones como epicentros creativos. En su 21ª edición, el festival recibió a bandas provenientes de regiones como Maule y Los Lagos, dos territorios que en el último año han visto crecer exponencialmente su escena musical.

Este fenómeno no es nuevo, pero sí ha cobrado una nueva dimensión. Desde septiembre, la cobertura y promoción de la música regional han ido en aumento, como lo reflejan las ediciones previas de Rockódromo FM, que dedicaron espacios especiales a la música de Ñuble y Los Lagos. Bandas como Isleños, Proyecto Rama, Barba de Palo y Pajaros Kiltros, entre otras, fueron protagonistas destacados en la última versión del festival.

La recepción del público y la crítica ha sido diversa y reveladora. Por un lado, desde una perspectiva localista y cultural, “es un reconocimiento largamente esperado a la riqueza musical que se cultiva fuera de la capital”, señala la musicóloga y gestora cultural Valentina Rojas. En contraste, algunos sectores de la industria musical nacional expresan inquietudes sobre la sostenibilidad y el impacto real de estos espacios en la carrera de los artistas regionales. “El desafío es cómo pasar del reconocimiento puntual a un desarrollo estructural que permita a estas bandas vivir de su música”, comenta el productor musical Santiago Méndez.

En términos sociales, la visibilidad que otorga el Rockódromo a estas bandas también abre un espacio para la diversidad cultural y territorial, fortaleciendo la identidad regional y promoviendo un diálogo más amplio con el público nacional. “No es solo música, es una forma de contar historias locales que muchas veces quedan invisibilizadas en los medios tradicionales”, apunta la periodista cultural Camila Torres.

Sin embargo, no todo es armonía. La tensión entre centralismo y descentralización cultural sigue siendo palpable. Algunos críticos advierten que la promoción puntual en festivales masivos podría reforzar dinámicas de dependencia hacia Santiago, en lugar de fomentar circuitos regionales autónomos y sostenibles.

En conclusión, el Rockódromo 2025 se erige como un reflejo y catalizador de un movimiento que busca reequilibrar el mapa musical chileno. El festival no solo expone el talento de regiones como Maule y Los Lagos, sino que también pone en evidencia los desafíos pendientes: la necesidad de políticas culturales integrales, el fortalecimiento de infraestructura y la creación de redes que permitan a los artistas crecer más allá de la efervescencia de un evento puntual.

Este episodio cultural invita a repensar el centro y la periferia en la música chilena, dejando en claro que la riqueza artística del país se teje en múltiples territorios y que su reconocimiento pleno requiere tiempo, compromiso y una mirada crítica que trascienda la inmediatez del espectáculo.