
El 29 de junio de 2025 marcó un punto de inflexión para el Frente Amplio (FA). El diputado Gonzalo Winter, una de las figuras con mayor proyección dentro de la coalición, obtuvo apenas un 9% de las preferencias en las primarias oficialistas, quedando en tercer lugar. Esta derrota no solo fue un golpe electoral, sino que desató una crisis interna que aún no encuentra resolución clara.
El 8 de julio, el FA convocó un comité central telemático para analizar los resultados. La cita, que se extendió por cerca de cuatro horas, evidenció profundas divisiones. Voces críticas, como la subsecretaria de Servicios Sociales, Francisca Gallegos, expresaron su frustración con la conducción de la campaña, apuntando directamente a Gael Yeomans, jefa de campaña de Winter, y reclamando una autocrítica más profunda y honesta.
“Con mucho respeto, compañera Gael, habríamos esperado una autocrítica más profunda de lo que señalas. Entendiendo que hay espacio para filtraciones, que siempre vamos a lamentar, habríamos esperado también una observación mucho más crítica de lo que ocurrió en la campaña, sobre todo desde la primera voz de tu conducción”, afirmó Gallegos, poniendo en evidencia la tensión entre las distintas alas del partido.
Sin embargo, la discusión no prosperó. La segunda jornada del comité central, prevista para el 10 de julio, fue suspendida abruptamente, dejando en suspenso el análisis y la definición de una estrategia clara para enfrentar la campaña presidencial de Jeannette Jara, candidata oficialista.
Este episodio ha puesto en jaque la capacidad del Frente Amplio para autogestionar sus crisis internas y adaptarse a un escenario político en que la coalición oficialista requiere cohesión y claridad estratégica. Desde un sector, se advierte que la falta de autocrítica y el silencio estratégico podrían profundizar la desorientación electoral y el desgaste político.
Por otro lado, algunos dirigentes defienden la suspensión como una medida necesaria para evitar una fractura pública mayor y ganar tiempo para un debate más sereno y constructivo.
“Necesitamos un espacio seguro para dialogar, no un ring donde se expongan heridas sin cicatrizar”, comentó un dirigente cercano a la directiva, condición que no ha satisfecho a las voces más críticas que exigen transparencia y renovación.
Desde la mirada regional, la derrota de Winter también ha generado incertidumbre sobre el futuro del Frente Amplio en zonas donde él tenía fuerte arraigo, abriendo espacio para otras fuerzas políticas emergentes.
A casi cinco meses de las primarias, la crisis interna del Frente Amplio sigue abierta y sin señales claras de resolución. La suspensión del análisis y la falta de autocrítica profunda revelan un partido en tensión, enfrentado a la necesidad de reinventarse o arriesgar su relevancia dentro del bloque oficialista y la política chilena.
La lección que deja este episodio es que las derrotas electorales no solo se miden en votos, sino en la capacidad de los partidos para asumir sus errores y construir desde ellos. El Frente Amplio está en ese momento decisivo: optar por la reflexión honesta o quedar atrapado en un ciclo de estancamiento que podría costarle caro en el futuro inmediato.