Marejadas en Chile: un fenómeno que expuso tensiones entre seguridad, economía y comunidad costera

Marejadas en Chile: un fenómeno que expuso tensiones entre seguridad, economía y comunidad costera
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-22
Fuentes
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- Alerta temprana y cobertura nacional: 15 regiones afectadas desde Arica hasta Aysén.

- Diferentes impactos sociales y económicos: desde pescadores artesanales hasta turismo y seguridad pública.

- Discrepancias en la gestión y comunicación: voces críticas y autoridades en un pulso por la respuesta adecuada.

Un oleaje que llegó para remover más que solo las aguas del litoral chileno. Desde el 9 de julio de 2025, un episodio de marejadas afectó 15 de las 16 regiones del país, desde Arica hasta el Golfo de Penas, incluyendo el archipiélago de Juan Fernández. La alerta temprana del Servicio Meteorológico de la Armada (SERVIMET) fue clara, pero la respuesta social y económica que desencadenó este fenómeno fue mucho más compleja y diversa de lo que se anticipó en los primeros días.

Marejadas y seguridad: la autoridad en el ojo del huracán

El SERVIMET emitió avisos que coincidían con las mareas altas, momento en que las olas alcanzaron su máxima intensidad, afectando principalmente el borde costero entre el 9 y 11 de julio. La autoridad marítima recomendó evitar el tránsito por sectores rocosos y respetar la señalética en playas, buscando prevenir accidentes y tragedias.

Sin embargo, en varios puntos del país, las comunidades costeras manifestaron que la comunicación oficial fue insuficiente o tardía para sus realidades particulares. En regiones como Coquimbo y Maule, pescadores artesanales reportaron pérdidas económicas significativas debido a la paralización de sus actividades, y al mismo tiempo, señalaron que la coordinación con las autoridades locales fue deficiente.

“Nos avisaron, pero las medidas concretas para proteger nuestras faenas llegaron tarde, y muchos perdimos días de trabajo que no podremos recuperar fácilmente”, comentó un dirigente de la Federación de Pescadores Artesanales de la Región de Coquimbo.

Economía regional en jaque: turismo y comercio golpeados

El sector turístico, especialmente en localidades costeras de la Región de Valparaíso y Biobío, también sufrió las consecuencias. La suspensión de actividades en playas y puertos durante los días de mayor marejada generó pérdidas estimadas en millones de pesos, afectando a pequeños emprendedores y servicios asociados. Algunos operadores turísticos cuestionaron la falta de un plan de contingencia que permita mitigar el impacto económico sin poner en riesgo la seguridad de visitantes y residentes.

“Entendemos la necesidad de cuidar a las personas, pero también necesitamos protocolos claros para que la economía local no colapse ante cada alerta”, señaló una representante del gremio turístico de la Región del Maule.

Perspectivas políticas y sociales: un debate sobre prioridades y comunicación

En el plano político, la gestión del episodio generó un debate marcado por las diferencias ideológicas. Desde la oposición, se criticó la falta de inversión en infraestructura costera y en sistemas de alerta temprana más robustos. Por su parte, el gobierno defendió la actuación de sus organismos, aunque reconoció la necesidad de mejorar la coordinación interinstitucional.

“Este evento nos muestra que debemos fortalecer la resiliencia de nuestras comunidades costeras, no solo en términos de infraestructura, sino también en comunicación y educación preventiva”, declaró un alto funcionario del Ministerio del Interior.

Organizaciones sociales y ambientales aprovecharon la ocasión para poner sobre la mesa la urgencia de abordar el cambio climático y su impacto en la frecuencia e intensidad de fenómenos como las marejadas. La evidencia científica apunta a un aumento de estos eventos extremos, lo que obliga a repensar las políticas públicas y la planificación territorial.

Constataciones y consecuencias

Este episodio de marejadas dejó en evidencia que, más allá de la alerta meteorológica, el desafío real está en la capacidad de respuesta integral y adaptativa del país. Las tensiones entre seguridad, economía y participación comunitaria no solo reflejan diferencias sectoriales, sino también una necesidad urgente de diálogo y planificación conjunta.

Las marejadas, fenómeno natural y recurrente, se convierten así en un espejo donde se reflejan las fortalezas y debilidades de la gestión pública, la cohesión social y la preparación frente a un escenario climático cambiante. La lección es clara: anticipar y comunicar no basta, se requiere construir confianza y herramientas que permitan a todas las voces costeras enfrentar la adversidad sin sacrificar su sustento ni su seguridad.

En definitiva, las marejadas de julio 2025 no solo golpearon las costas chilenas, sino que también sacudieron un sistema que debe reinventarse para no naufragar en el futuro.