Senador UDI impulsa territorio especial para Arica: un reclamo histórico que revive viejas tensiones

Senador UDI impulsa territorio especial para Arica: un reclamo histórico que revive viejas tensiones
Actualidad
Política
2025-11-22
Fuentes
www.latercera.com www.latercera.com cooperativa.cl www.latercera.com www.latercera.com cooperativa.cl cooperativa.cl www.latercera.com www.biobiochile.cl www.chilevision.cl www.elinformadorchile.cl cooperativa.cl www.infobae.com www.chilevision.cl

- Propuesta constitucional para Arica como territorio especial

- Tensión entre centralismo y autonomía regional

- Debate político que reabre heridas y esperanzas en el norte

En el escenario político chileno, la región de Arica y Parinacota vuelve a ser epicentro de un debate que trasciende lo administrativo para tocar fibras históricas y geopolíticas profundas. El 20 de noviembre de 2025, la Comisión de Constitución del Senado puso en tabla la reforma constitucional impulsada por el senador José Durana (UDI), que busca otorgar a esta región el estatus de territorio especial, equiparándola con zonas insulares como Isla de Pascua y Juan Fernández.

Este proyecto no es un arrebato reciente. Su génesis se remonta a la fallida Convención Constitucional de 2022, donde Durana, a través de la ex convencional Pollyana Rivera, ya había planteado una idea similar, que fue rechazada en el plebiscito. La actual iniciativa retoma ese espíritu, pero con un giro: incorpora la propuesta directamente en la Constitución vigente, estableciendo que "dada su importancia geopolítica y sus condiciones particulares, se consideran territorios especiales los correspondientes a la región de Arica y Parinacota".

Un reclamo que nace del olvido

"En Arica, estamos cansados que el país y el centralismo nos mire como el patio trasero", declaró Durana, evidenciando un sentimiento de abandono que ha persistido por décadas. La región, fronteriza con Perú y Bolivia, carga con la herencia de tratados internacionales como el de 1904, que han marcado su desarrollo y relaciones con sus vecinos.

Para Durana, la reforma permitiría a Arica diseñar políticas propias, acceder a fondos diferenciados y contar con herramientas administrativas adaptadas a su realidad fronteriza. En suma, busca un reconocimiento formal que trascienda la retórica y se traduzca en autonomía práctica.

Voces contrapuestas: ¿autonomía o fragmentación?

No todos comparten esta visión. Desde sectores políticos de oposición, como diputados Vlado Mirosevic (Partido Liberal) y Enrique Lee (independiente), se advierte que la propuesta podría abrir un precedente para que otras regiones reclamen similares estatus, complicando la unidad territorial y el equilibrio fiscal del país.

"La descentralización es necesaria, pero debe hacerse con cautela para no fragmentar el Estado ni diluir recursos esenciales", afirman críticos que temen un efecto dominó.

En la sociedad civil, las opiniones también divergen. Organizaciones indígenas y sociales de Arica valoran el reconocimiento de las particularidades culturales y sociales, pero exigen que esta autonomía no se quede en un formalismo legal sino que se traduzca en mejoras concretas en calidad de vida y participación ciudadana.

Contexto histórico y geopolítico

Chile ha reconocido desde 2007 territorios especiales, pero hasta ahora solo en zonas insulares. La inclusión de Arica y Parinacota es una novedad que refleja la creciente sensibilidad hacia las regiones extremas y sus desafíos particulares, desde la integración fronteriza hasta el desarrollo económico.

Este debate también se inscribe en la tensión histórica con Bolivia y Perú, donde Arica es un punto estratégico y simbólico. La propuesta busca fortalecer la presencia estatal y la identidad regional en un contexto que no ha estado exento de conflictos diplomáticos.

Constataciones finales

Este proyecto constitucional revela una verdad ineludible: la persistente centralización en Chile ha generado tensiones territoriales que no se resuelven con gestos simbólicos. La autonomía regional, en particular para zonas con características geopolíticas únicas como Arica, es una demanda que vuelve al centro del debate público.

Sin embargo, la iniciativa también expone las contradicciones del modelo chileno: la necesidad de descentralizar sin fracturar, de reconocer particularidades sin perder unidad, y de equilibrar recursos en un país con marcadas desigualdades regionales.

Lo que está en juego no es solo una reforma constitucional, sino la capacidad del Estado para repensar su relación con el territorio y con sus ciudadanos más allá del centralismo histórico. La discusión apenas comienza, y el coliseo político chileno observa atento, mientras Arica reclama un lugar distinto en el mapa nacional.