En julio de 2025, la estatal chilena Codelco firmó un memorando de entendimiento con Huawei, la compañía tecnológica china, para explorar soluciones de innovación y uso de inteligencia artificial (IA) en sus operaciones mineras. Esta alianza, que se gestó en un contexto de recuperación productiva tras años de declive, ha puesto en escena un debate que va más allá de la mera tecnología: la tensión entre modernización, soberanía tecnológica y relaciones geopolíticas.
Desde el punto de vista empresarial, la colaboración representa una oportunidad para Codelco de introducir automatización, mejorar la eficiencia y conectar faenas tanto a cielo abierto como subterráneas. La empresa estatal ha vivido en 2024 su peor desempeño productivo en 25 años, y la incorporación de IA aparece como un salvavidas para revertir esa tendencia. Según fuentes internas, el piloto que se está diseñando busca optimizar procesos clave y reducir costos operativos.
Sin embargo, la alianza con Huawei no está exenta de controversia. En el espectro político chileno, sectores conservadores y parte de la oposición han manifestado preocupación por la creciente dependencia tecnológica de China, país que ya es el principal mercado del cobre chileno. “Estamos entregando un activo estratégico en manos de un actor con intereses geopolíticos que no siempre coinciden con los nuestros”, señaló un diputado de Renovación Nacional en entrevista con medios locales.
Por otro lado, desde la izquierda y movimientos sociales, la mirada es ambivalente. Algunos valoran la innovación como un paso necesario para aumentar la productividad y asegurar recursos para el Estado, mientras que otros alertan sobre la falta de transparencia y posibles impactos en el empleo minero tradicional. “La tecnología no puede ser una excusa para precarizar el trabajo ni para aumentar la vulnerabilidad de las comunidades mineras”, argumentó una vocera sindical.
La colaboración con Huawei se inscribe en un contexto global donde la tecnología es un campo de batalla estratégico. Chile, como principal productor mundial de cobre y emergente exportador de litio, se encuentra en una posición delicada. La dependencia de tecnologías chinas para la modernización minera despierta alertas en círculos diplomáticos y de seguridad nacional. Expertos en relaciones internacionales advierten que, aunque China es un socio comercial crucial, la diversificación tecnológica y la inversión en capacidades propias son urgentes para evitar riesgos futuros.
A meses de firmarse el acuerdo, los primeros pilotos de IA están en fase de prueba en faenas seleccionadas. Los resultados preliminares muestran mejoras en la gestión de datos y mantenimiento predictivo, pero también revelan la necesidad de una capacitación masiva y un replanteamiento de las políticas laborales.
En definitiva, esta alianza pone en evidencia la compleja encrucijada que enfrenta Chile: cómo integrar innovación tecnológica avanzada sin perder autonomía estratégica ni sacrificar derechos laborales y sociales. El diálogo entre gobierno, empresas, sindicatos y sociedad civil será clave para definir un camino que no solo modernice la minería, sino que también fortalezca la soberanía y justicia social.
Como conclusión, se puede afirmar que la colaboración entre Codelco y Huawei es un espejo donde se reflejan las tensiones y desafíos del Chile contemporáneo: desarrollo, dependencia, y el difícil equilibrio entre progreso y soberanía. La historia está en marcha, y sus protagonistas se juegan un capítulo crucial para el futuro del país.