
Una medida que sacude los cimientos del comercio internacional. El 8 de julio de 2025, el entonces presidente estadounidense Donald Trump anunció un arancel del 50% al cobre importado, junto con la amenaza de un gravamen de hasta 200% a productos farmacéuticos si sus fabricantes no trasladaban sus operaciones a Estados Unidos. Este anuncio, que parecía una continuación de la política proteccionista iniciada años antes, ha ido revelando consecuencias y tensiones más profundas a medida que la historia madura.
Chile, como principal productor mundial de cobre, se encontró en la primera línea de este choque. Aunque el arancel de 50% fue anunciado sin detalles precisos sobre su implementación, su sola existencia tensionó los mercados y la política minera chilena. La medida no solo afecta precios y exportaciones, sino que cuestiona la dependencia histórica de Chile de un solo mercado para su metal rojo, especialmente en un contexto donde China sigue siendo el mayor comprador.
Desde la perspectiva del gobierno chileno y el sector productivo, la reacción fue una mezcla de preocupación y pragmatismo. “Esta es una llamada para diversificar mercados y acelerar la innovación en valor agregado, no solo exportar materia prima,” señaló un alto funcionario del Ministerio de Minería. Sin embargo, para sindicatos y comunidades mineras, “la incertidumbre genera temor por el empleo y la estabilidad regional,” manifestaron dirigentes en el norte del país.
Por otro lado, la amenaza de un arancel de hasta 200% a productos farmacéuticos si no se trasladaban a Estados Unidos puso en jaque a la industria chilena y regional. Trump fijó un plazo de un año y medio para que las empresas se instalaran en EEUU, enfatizando que administraciones anteriores permitieron la deslocalización de esta industria.
Desde la óptica empresarial, esta medida fue vista como poco realista y disruptiva. “Reubicar plantas productivas en un país con costos más altos no es solo un tema de voluntad política, sino de viabilidad económica y tecnológica,” explicó una representante de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos.
En el ámbito social, organizaciones de salud pública alertaron sobre riesgos para la disponibilidad y precios de medicamentos en Chile y América Latina, advirtiendo que un arancel tan alto podría encarecer insumos básicos.
El anuncio se dio en medio de una guerra comercial global donde Estados Unidos busca fortalecer su industria nacional y limitar su dependencia de socios estratégicos como China. Si bien Trump logró acuerdos con China, Reino Unido y Vietnam para evitar o mitigar aranceles, la tensión con Chile y otros países latinoamericanos persiste.
Desde un enfoque político, sectores conservadores en Chile criticaron la falta de una estrategia firme para enfrentar estas presiones, mientras que voces progresistas llamaron a repensar el modelo extractivista y la dependencia de EEUU.
La historia revela que estas medidas proteccionistas no solo son barreras comerciales, sino expresiones de un cambio estructural en la economía global que obliga a Chile a replantear su inserción internacional.
Hasta noviembre de 2025, el arancel al cobre ha provocado una caída moderada en las exportaciones hacia EEUU, pero ha acelerado la búsqueda de nuevos mercados en Asia y Europa. En tanto, la amenaza farmacéutica llevó a un debate nacional sobre la necesidad de fortalecer la producción local y regional de medicamentos, aunque sin soluciones fáciles a la vista.
En definitiva, esta batalla comercial se presenta como un desafío multifacético: económico, político y social. La distancia temporal permite observar que detrás de las cifras y anuncios hay un país en tensión, enfrentando la tragedia ajena de perder terreno en un mercado que fue durante décadas su principal aliado y comprador.
Este episodio invita a una reflexión profunda sobre la soberanía económica, la diversificación estratégica y la resiliencia frente a las tormentas del comercio global.
2025-11-12
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