El auge de la inteligencia artificial en Chile: ¿herramienta transformadora o riesgo inminente?

El auge de la inteligencia artificial en Chile: ¿herramienta transformadora o riesgo inminente?
Tecnología y Digital
Inteligencia Artificial
2025-11-22
Fuentes
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- Crecimiento acelerado de la adopción de IA en sectores públicos y privados.

- Debate ético sobre privacidad, confianza y control de datos.

- Impactos socioeconómicos y ambientales que empiezan a manifestarse con fuerza.

El despliegue de la inteligencia artificial (IA) en Chile ha dejado de ser un fenómeno incipiente para convertirse en un desafío tangible que convoca a actores diversos en un debate que trasciende lo tecnológico. Desde 2023, la adopción de herramientas de IA se ha multiplicado en ámbitos que van desde la educación hasta la minería y la administración pública. Sin embargo, el entusiasmo inicial convive con crecientes preocupaciones sobre la fiabilidad, la privacidad y las consecuencias sociales y ambientales.

Un crecimiento con velocidad de vértigo

El punto de inflexión se produjo cuando grandes empresas tecnológicas internacionales expandieron sus operaciones en Chile, impulsando la disponibilidad de plataformas avanzadas de IA. Microsoft anunció en 2024 que sus ingresos por IA superaron los US$10.000 millones, con Chile como uno de los mercados emergentes clave en Latinoamérica. Por su parte, Google y otras firmas han reportado un uso masivo de sus sistemas, que en Chile se traduce en la incorporación de asistentes inteligentes en servicios públicos y privados.

Esta rápida incorporación ha generado un escenario donde distintos sectores se enfrentan a la decisión de cómo y cuánto integrar estas herramientas en sus procesos. En educación, por ejemplo, la IA ha sido recibida con ambivalencia: mientras algunos docentes valoran su potencial para personalizar el aprendizaje, otros advierten sobre riesgos de desinformación y dependencia tecnológica.

Voces enfrentadas: entre el progreso y la cautela

Desde una perspectiva política, el gobierno ha promovido una agenda proactiva para posicionar a Chile como un hub regional en innovación digital, con inversiones en infraestructura y capacitación. 'La IA es una oportunidad para acelerar nuestro desarrollo, pero debemos hacerlo con regulación y ética', declaró la ministra de Ciencia en una reciente conferencia.

En contraste, organizaciones sociales y académicos alertan sobre la falta de marcos claros que protejan los derechos de los usuarios y la soberanía de los datos. 'Estamos ante una tecnología que puede amplificar desigualdades y vulnerar la privacidad si no se controla adecuadamente', advierte un grupo de expertos de la Universidad de Chile.

Regionalmente, las zonas rurales y menos conectadas enfrentan el riesgo de quedar rezagadas, profundizando la brecha digital. Sin embargo, algunos proyectos comunitarios están explorando el uso de IA para mejorar la gestión agrícola y la salud local, demostrando que el impacto puede ser diverso y complejo.

Los dilemas éticos y ambientales en primer plano

La confianza en las respuestas generadas por IA es otro punto crítico. Investigaciones recientes han confirmado que los modelos pueden generar información errónea con apariencia de certeza, fenómeno conocido como 'alucinación'. Esto plantea desafíos para sectores como la educación y la justicia, donde la precisión es vital.

Además, la privacidad preocupa a usuarios y legisladores. Casos internacionales, como el bloqueo temporal de ChatGPT en Italia por incumplimiento del RGPD, han puesto en alerta a Chile, que aún discute normativas específicas para estas tecnologías.

No menos importante es el impacto ambiental. Los centros de datos que sustentan la IA consumen grandes cantidades de energía y agua, recursos críticos en un país afectado por sequías prolongadas. Este aspecto ha generado llamados a evaluar la sostenibilidad de la expansión tecnológica.

¿Qué se puede concluir?

El desarrollo de la inteligencia artificial en Chile no es un relato lineal de progreso o riesgo, sino una arena donde convergen intereses, esperanzas y temores. La evidencia muestra que la IA puede ser un motor potente para la innovación y la inclusión, siempre que se aborden con rigor sus desafíos éticos, sociales y ambientales.

La conversación pública debe continuar con pluralidad y profundidad, reconociendo que no hay soluciones simples. La invitación es a que ciudadanos, expertos y autoridades participen activamente en definir cómo esta tecnología se integra en la sociedad chilena, preservando valores fundamentales y fomentando un desarrollo equitativo.

En definitiva, la IA en Chile es hoy un campo de batalla donde se decide no solo qué herramientas usar, sino qué país queremos construir.