Inundaciones en Texas: la tragedia que expuso fallas en alertas y dejó heridas abiertas

Inundaciones en Texas: la tragedia que expuso fallas en alertas y dejó heridas abiertas
Internacional
Estados Unidos
2025-11-23
Fuentes
elpais.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.biobiochile.cl www.biobiochile.cl www.bbc.com www.bbc.com www.latercera.com www.df.cl www.latercera.com www.latercera.com www.bbc.com

- 91 muertos, incluyendo 27 niñas e instructores de un campamento

- Vacantes críticas y recortes en el Servicio Meteorológico Nacional

- Respuestas locales divididas entre negación de costos y críticas a la preparación

En la madrugada del 4 de julio de 2025, el río Guadalupe en el centro de Texas se desbordó con una furia inédita, elevando su caudal más de 8 metros en menos de una hora. Este fenómeno desencadenó inundaciones catastróficas que dejaron al menos 91 muertos, entre ellos 27 niñas e instructores de un campamento cristiano, y miles de personas evacuadas. La tragedia no solo conmocionó a la región, sino que puso en evidencia un entramado de fallas estructurales y decisiones políticas que contribuyeron a agravar su impacto.

El río que rompió sus márgenes y las voces de la desesperación

Habitantes como Lorena Guillén y Jef Haflin relatan en primera persona el horror de ver cómo el agua arrastraba vehículos, viviendas y personas. Guillén, desde su ventana, presenció cómo una familia se aferraba a un árbol, hasta que la corriente se los llevó. Haflin, acostumbrado a las crecidas, admite que nunca había visto una inundación de tal magnitud. Historias como la de Diana Smith, quien logró salvarse con sus perros en un kayak, o la desgarradora de RJ Harber, quien perdió a sus hijas mientras intentaba rescatarlas, ilustran el drama humano detrás de las cifras.

La ausencia de alertas oportunas y la crisis en el Servicio Meteorológico Nacional

Una investigación posterior reveló que la oficina local del Servicio Meteorológico Nacional (NWS) en San Angelo, encargada de la zona más afectada, operaba con vacantes críticas: faltaban un hidrólogo senior, un pronosticador y un meteorólogo a cargo. Estas ausencias, producto de recortes masivos bajo la administración Trump, afectaron la capacidad de prever y comunicar con precisión la severidad de la tormenta. Un pronóstico inicial estimaba precipitaciones entre 75 y 200 milímetros, pero la realidad superó ampliamente esas cifras, con lluvias que doblaron las proyecciones y alcanzaron niveles de inundación centenaria.

El líder demócrata Chuck Schumer solicitó una investigación formal sobre estas vacantes, mientras expertos y funcionarios locales cuestionaron la reducción de personal y la falta de sistemas modernos de alerta.

El dilema local: costos, cultura y preparación

El condado de Kerr, epicentro de la tragedia, carecía de un sistema de alerta de inundaciones con sirenas y monitores, pese a que ya ocho años atrás se había debatido su necesidad. El juez del condado, Rob Kelly, justificó la ausencia argumentando que los contribuyentes no estaban dispuestos a financiarlo. En cambio, la comunicación se basaba en alertas de texto que llegaron tarde o fueron ignoradas.

Este contraste entre la urgencia del desastre y la resistencia local a invertir en prevención expone una tensión entre cultura comunitaria y responsabilidad pública.

Perspectivas enfrentadas: política, responsabilidad y futuro

Desde el ala política, la tragedia generó un choque de interpretaciones. Mientras la administración Trump defendía la respuesta federal y prometía apoyo, la oposición señalaba que los recortes presupuestarios y la negación del cambio climático habían debilitado la capacidad de anticipación y mitigación.

Por su parte, comunidades afectadas y expertos en gestión de riesgos subrayan que la tragedia pudo haberse atenuado con una mejor coordinación entre agencias federales, estatales y locales, y con sistemas de alerta más robustos y accesibles.

Conclusiones y lecciones visibles

La catástrofe en Texas pone en evidencia que la gestión del riesgo no es solo cuestión de tecnología o pronósticos, sino también de voluntad política, cultura pública y asignación de recursos. La falta de personal especializado en el NWS y la ausencia de sistemas de alerta locales reflejan decisiones que, en última instancia, costaron vidas.

A futuro, la tragedia plantea la necesidad de repensar la preparación ante eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes y severos, en un contexto de cambio climático global. Además, invita a reflexionar sobre cómo las comunidades y gobiernos equilibran costos inmediatos con inversiones en prevención que pueden salvar vidas.

Este episodio demuestra que la tragedia no solo se escribe con la fuerza del agua, sino también con las decisiones humanas que permiten o impiden anticiparla y enfrentarla.

---

Fuentes: The New York Times, The Guardian, Agencia EFE, declaraciones oficiales del Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU., reportes del condado de Kerr y entrevistas a residentes afectados.