BRICS en la encrucijada: ¿Un bloque antioccidental o una coalición fragmentada?

BRICS en la encrucijada: ¿Un bloque antioccidental o una coalición fragmentada?
Internacional
América Latina
2025-11-23
Fuentes
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- Tensión geopolítica entre Estados Unidos y el bloque BRICS tras amenazas arancelarias.

- Diversidad interna: países con agendas y alianzas divergentes dentro del grupo.

- Ausencias y silencios que revelan fisuras y estrategias en la cumbre de Río de Janeiro.

El pasado mes de julio, la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro se convirtió en un escenario donde convergieron tensiones, silencios y posturas encontradas que evidencian la complejidad del bloque más allá de la narrativa simplista que lo pinta como un enemigo frontal de Occidente.La amenaza lanzada por el expresidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles adicionales a los países que se alinearan con las políticas de los BRICS agitó nuevamente las aguas de un enfrentamiento que se percibe, pero que no se traduce en una coalición monolítica.

Fundado en 2009 por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y ampliado en 2024 con la incorporación de seis nuevos miembros, entre ellos Irán, el bloque representa hoy a casi la mitad de la población mundial y cerca del 40% de la riqueza global. Sin embargo, esta diversidad demográfica y económica no se traduce en una unidad política absoluta.

Desde una perspectiva crítica, la profesora Ana Paula García sostiene que la inclusión de Irán y la tibia condena a la invasión rusa de Ucrania han alimentado la percepción de que los BRICS adoptan una postura antioccidental. Para ella, estos hechos no son aislados, sino parte de un giro geopolítico que busca desafiar la hegemonía estadounidense.

Por el contrario, voces como la del ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Mauro Vieira, y académicos como Devika Misra y Zeno Leoni subrayan que dentro del bloque conviven países con vínculos profundos y complejos con Occidente, como Brasil, India y Sudáfrica, que rechazan la etiqueta de antioccidentales y prefieren definirse como no occidentales o críticos constructivos.

La ausencia de los presidentes de Rusia, China e Irán en la cumbre de Río —participando solo por videoconferencia o delegando a ministros— añadió una capa más de ambigüedad. Mientras algunos interpretan estas ausencias como una estrategia para evitar reforzar la imagen de confrontación, otros advierten que podrían reflejar tensiones internas y prioridades divergentes dentro del bloque.

Brasil, en particular, ha moderado su postura en propuestas financieras y monetarias que podrían haber profundizado la fractura con Estados Unidos, buscando evitar represalias y mantener un equilibrio diplomático. Sin embargo, el presidente Lula no dudó en criticar públicamente las amenazas de Trump, recordando que 'el mundo ha cambiado' y que no se aceptan actitudes imperiales.

Este escenario expone una realidad muchas veces ignorada en el relato simplificado: los BRICS no son un bloque homogéneo con una agenda única, sino una coalición heterogénea donde convergen intereses económicos, históricos y geopolíticos dispares. La coexistencia de países con posturas críticas pero no hostiles hacia Occidente genera una tensión constante y un espacio para la negociación y la redefinición de alianzas.

En conclusión, la narrativa que presenta a los BRICS como un enemigo directo de Occidente no resiste un análisis profundo y contextualizado. La realidad es más matizada: un grupo que busca mayor voz en el sistema internacional, que desafía ciertas hegemonías, pero que también convive con contradicciones internas y estrategias pragmáticas. La tensión geopolítica está presente, pero no se traduce en una confrontación abierta ni en una unidad absoluta.

Este entramado invita a repensar las categorías simplistas y a observar con atención las dinámicas internas y externas que moldean el futuro de un bloque que, sin duda, seguirá siendo protagonista en el tablero global.