
El domingo 19 de octubre de 2025, la franja electoral alcanzó un pico de 36 puntos de rating y 2,2 millones de espectadores en horario prime, según datos oficiales del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y Kantar Ibope Media. Este fenómeno, lejos de ser un simple número, abre una ventana para analizar el comportamiento político y social de las audiencias chilenas en un momento clave del calendario electoral.
El 64% de la audiencia en horario nocturno provino del segmento etario entre 50 y 69 años, una cifra que no solo refleja preferencias generacionales, sino también distintos niveles de participación política y formas de consumo de información. En contraste, la franja diurna mostró una inclinación femenina, con un 56% de mujeres sintonizando, lo que sugiere que el público matutino tiene un perfil diferente, más diverso en términos de género y posiblemente de intereses.
Desde el oficialismo, se celebró la alta audiencia como un indicador de éxito en la comunicación política, destacando que la franja permitió llegar a un público amplio y segmentado, vital para fortalecer la democracia participativa. “Estos números confirman que el mensaje está llegando y que los ciudadanos están atentos a las propuestas en un momento decisivo”, señaló una fuente cercana al gobierno.
En cambio, desde la oposición, se relativizó el impacto del rating, apuntando a que la calidad del contenido y la pluralidad de voces son más importantes que la cantidad de espectadores. “No se trata solo de cuántos ven, sino de qué y cómo se informa. La franja debe ser un espacio de debate real, no solo una vitrina para mensajes unilaterales”, argumentó un dirigente opositor.
Los datos del CNTV cubren las 16 regiones del país, pero la concentración de la audiencia en segmentos específicos plantea preguntas sobre la inclusión. Regiones con menor acceso a televisión abierta o con mayores brechas digitales podrían estar subrepresentadas en estas cifras, lo que limita la comprensión completa del fenómeno electoral.
Además, sectores socioeconómicos más vulnerables podrían no tener igual acceso ni tiempo para seguir la franja, lo que pone en evidencia la persistencia de desigualdades en el acceso a la información política.
La evolución del rating durante los primeros días de la franja mostró un crecimiento constante, pasando de 24 puntos el viernes a 36 el domingo, consolidando un espacio que, si bien es fiscalizado técnicamente por el CNTV, depende en su contenido de los pactos y partidos políticos.
Este escenario plantea un desafío para el sistema democrático: cómo garantizar que la franja electoral no solo sea un espectáculo de números, sino un verdadero canal de diálogo plural y crítico.
En definitiva, el análisis de la audiencia revela una realidad compleja: la franja electoral 2025 es seguida mayoritariamente por un público maduro, con claras diferencias de género y horarios, y con una cobertura regional que aún debe profundizarse para ser realmente representativa. La tensión entre cantidad y calidad, entre acceso y participación, sigue siendo el centro del debate.
Este balance invita a la reflexión sobre el rol de los medios públicos y privados en la construcción de una ciudadanía informada, capaz de discernir en medio de un ecosistema mediático cada vez más fragmentado y digitalizado.
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Fuentes: Consejo Nacional de Televisión (CNTV), Kantar Ibope Media, declaraciones oficiales de actores políticos, análisis de medios nacionales.