
Wall Street volvió a teñirse de rojo a comienzos de octubre, cuando la escalada de amenazas arancelarias por parte del expresidente Donald Trump hacia China reavivó una guerra comercial que parecía haberse estabilizado. El 10 de octubre de 2025, el Dow Jones cayó un 1,90%, el Nasdaq se desplomó un 3,56% y el S&P 500 retrocedió un 2,71%, marcando una de las peores jornadas desde la conocida como "Día de la Liberación" en los mercados. En Chile, el IPSA también sufrió un retroceso de 1,62% en una ola de ventas impulsada desde el extranjero.
La tensión se originó cuando China impuso nuevas restricciones a las exportaciones de tierras raras, elementos estratégicos para la tecnología y defensa, sobre los cuales controla más del 70% de la producción mundial y el 90% del procesamiento. Estas medidas llegaron justo antes de un esperado encuentro entre Trump y Xi Jinping en la APEC de Corea del Sur, que finalmente quedó en suspenso.
Desde su plataforma Truth Social, Trump acusó a China de volverse "muy hostil" y de intentar monopolizar productos clave mediante controles de exportación. "Por cada producto que logren monopolizar, nosotros tendremos dos", advirtió, anunciando un posible "aumento masivo de los aranceles" y dejando en duda la reunión con Xi Jinping.
Este pulso comercial ha generado distintas reacciones en el espectro político y económico:
- Desde sectores conservadores en Estados Unidos, la postura de Trump es vista como una defensa necesaria de la industria nacional y la soberanía tecnológica frente a un gigante asiático que no solo compite, sino que impone condiciones.
- Economistas liberales y analistas de mercado advierten sobre los riesgos de una escalada que podría desacelerar la economía global, encarecer insumos y generar volatilidad prolongada en los mercados.
- En China, voces oficiales mantienen la línea de que las medidas son respuestas legítimas a prácticas comerciales injustas y destacan su intención de diversificar mercados y fortalecer la cadena de suministro interna.
- En Chile, la caída del IPSA y la devaluación del peso frente al dólar reflejan la exposición local a estas tensiones globales, especialmente en sectores mineros y tecnológicos.
En paralelo, el oro subió a niveles superiores a los US$4,000 la onza, reflejando la búsqueda de refugio ante la incertidumbre, mientras que el petróleo WTI y Brent cayeron, afectados por otros factores geopolíticos como el alto al fuego entre Israel y Hamás.
El episodio no solo pone en jaque las negociaciones multilaterales, sino que también revive la vieja disonancia entre intereses nacionales y la interdependencia global. John Stoltzfus, estratega de Oppenheimer Asset Management, señaló: "Los niveles a los que se llegue y la forma en que las empresas y consumidores digieran estos cambios tendrán efectos variados, tanto positivos como negativos, en el crecimiento y la estabilidad económica".
En definitiva, esta nueva ola de confrontación comercial deja en evidencia la fragilidad de un sistema global que aún no ha encontrado un equilibrio entre competencia, cooperación y seguridad nacional. Para Chile y otros países emergentes, la clave estará en cómo navegar estas aguas turbulentas, diversificando mercados y fortaleciendo sus propias cadenas productivas, mientras observan atentos el desenlace de esta disputa que parece lejos de resolverse.
Verdades constatadas:
- Las amenazas arancelarias de Trump desataron una reacción inmediata en los mercados financieros.
- China respondió con medidas estratégicas que apuntan a proteger su liderazgo en recursos críticos.
- La volatilidad global se traduce en impactos concretos para economías como la chilena, expuestas a la dinámica internacional.
Consecuencias visibles:
- Mayor incertidumbre en las negociaciones comerciales multilaterales.
- Reconfiguración de cadenas de suministro y búsqueda de autonomía tecnológica.
- Incremento en la demanda de activos refugio, como el oro.
Este episodio es un recordatorio de que las guerras comerciales no solo se libran en tratados y aranceles, sino en la percepción, el poder y la voluntad de cada actor para sostener su posición en un tablero global cada vez más complejo.